Sany negocia con el Gobierno producir casas prefabricadas a escala industrial; se presentó a la licitación de energías renovables y proveerá equipos en las represas de Santa Cruz.
En un rincón de un parque industrial de 40.000 metros cuadrados cubiertos, bajo el sol impiadoso, dos casas con techo de teja negra y unos pequeños edificios de tres pisos parecen fuera de lugar en el típico paisaje fabril de obreros con casco y camiones que van y vienen. Es sólo una impresión: esas viviendas son, precisamente, las que salen como producto terminado de este enorme complejo. Modelos como estos están por toda China, empiezan a ganar terreno en Sudáfrica y Malasia, y podrían impulsar una presencia industrial directa de Sany -un diversificado grupo chino- en la Argentina, donde hoy sólo tiene una participación comercial.
Ver esos edificios de tres o cuatro plantas en el conurbano bonaerense sería la carta de presentación más visible de la compañía en el país, aunque no su único negocio. Sany también está participando en un proyecto en la Patagonia y, junto a un socio local, en la licitación de obras de energía renovable que lanzó el Gobierno, cuya presentación de ofertas cerrará mañana. Y también vendió equipos para las obras de construcción de las reformuladas represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic en Santa Cruz.
“El presidente Macri anunció un compromiso de construcción de un millón de viviendas y nosotros podríamos ser parte de la solución ofreciendo, en la Argentina, una tecnología propia, no tradicional, que permite fabricar cada una de las casas en una semana. Al día siete, usted tiene su casa lista para vivir”, explica Xu Ming, subgerente general de Sany Heavy Industry y presidente de Sany América latina, en perfecto español. La velocidad es uno de los principales atributos del producto ya que en el país las empresas de casas prefabricadas tienen plazos de entrega que van de los 25 a los 60 días.
Como hay interés de los gobiernos de ambos países, se está negociando la financiación del proyecto, un proceso que llevará varios meses, según confiaron fuentes oficiales, entusiasmadas con la presencia de Macri en China este fin de semana, por la cumbre del G-20.
La inversión inicial de Sany sería de unos US$ 30 millones para producir 5000 viviendas de 60 metros cuadrados por año en la provincia de Buenos Aires y en el futuro se podrían agregar otras tantas, mediante plantas en Córdoba y Rosario, para llegar a un total de 10.000 unidades anuales. Si bien en la firma no quieren arriesgar cuál sería el precio de venta al público en el mercado argentino (por la incidencia de los costos locales), ponen como referencia que en China cuestan a razón de 650 dólares el metro cuadrado y en Sudáfrica, 680 dólares/m2. Ya hubo contactos con el Banco Hipotecario para que la gente pueda acceder con financiamiento.
Más allá de la solución habitacional, para el gobierno argentino otro atractivo es que la fabricación demandará mano de obra e insumos locales, como cemento y acero. Sólo los ejecutivos que estén a cargo del proyecto serán chinos en una primera etapa, explica Xu Ming.
Al igual que otras compañías de China, Sany tiene un portafolio de productos variado: más allá de las viviendas, su fuerte es la maquinaria para la construcción, como grúas, bombas de concreto y excavadoras, y maquinaria portuaria y para minería, rubros en los cuales compite por el mercado mundial con empresas como la norteamericana Caterpillar y la japonesa Komatsu. En 2012 adquirió la marca alemana de maquinaria de hormigón Putzmeister.
Recientemente la compañía china ganó una licitación para proveer este tipo de equipamiento en la futura construcción de las represas del Sur, un negocio de US$ 20 millones. Por ahora, la presencia en la Argentina, en este rubro, seguirá siendo puramente comercial ya que la manufacturación regional está en Brasil, en el estado de San Pablo.
En los últimos ocho años, Sany también avanzó en la producción de equipos de generación de energía eólica y en la operación de parques de este tipo. En China ya tiene instalados 2000 megas de potencia eólica en 25 parques (uno operado por ellos mismos) y contratos para el próximo año para instalar otros 2000. “En la Argentina hay 130 megas funcionando y ahora se están licitando 600 megas más; nosotros queremos aportar con un proyecto de integración casi completa [fabricación y operación]”, dice Xu Ming.
Nuevamente, el atractivo es la posibilidad de contratar a proveedores locales como en el caso de las paletas y las torres sobre las que se montan las turbinas.