La Reserva Federal pide al presidente electo que aclare su política económica para EE UU.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se convirtió este jueves en el primer líder internacional en reunirse con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha dejado a medio mundo en vilo con su prometido giro proteccionista en comercio y una implicación menor en las alianzas militares internacionales. Abe salió del encuentro con un mensaje optimista y un fuerte elogio del controvertido empresario. “Como resultado de las conversaciones de hoy, estoy convencido de que el señor Trump es un líder en quien puedo tener una gran confianza”, dijo Abe al salir del encuentro en la Torre Trump de Nueva York, convertida en el cuartel general del futuro Gobierno en formación.
Japón puede salir muy mal parado en una mala relación con EE UU, su principal aliado. Como candidato, Trump señaló que el país asiático, amenazado por Corea del Norte, debería contribuir más en su defensa e incluso planteó que podrá retirar tropas. Además, es uno de los mercados afectados por el bloqueo del Tratado Comercial con el Pacífico (TTP, en sus siglas inglesas), que firmó el presidente saliente, Barack Obama, pero que ya no intentará aprobar en el Congreso.
Las palabras entusiastas de Abe al finalizar el encuentro se pueden interpretar como una muestra de que Trump es capaz de enviar un mensaje calma, también como una señal de que probablemente no todo lo afirmado durante la campaña saldrá adelante. Pero, además de todo eso, son una indicación de que la comunidad internacional —más o menos crítica con sus mensajes xenófobos y machistas— tendrá que acabar por acercarse al líder de la primera potencia del mundo.
La conversación entre Abe y Trump, según el mandatario japonés, resultó “distendida” y tuvo lugar en un “ambiente cálido”. Las propuestas rupturistas del millonario republicano en política militar y comercial han provocado que la primera tarea diplomática de EE UU en esta nueva etapa sea simplemente evitar que cunda el pánico. De momento, a la cabeza de esta labor se ha colocado Obama, ahora de gira internacional con Trump como principal tema de conversación, pero la reunión con el primer ministro nipón era la ocasión perfecta para ver cómo respondía su sucesor, el presidente electo.
El programa de Trump también deja herida de muerte la negociación de un nuevo tratado con Europa (el llamado TTIP, en sus siglas en inglés) y genera dudas sobre la alianza comercial con Canadá y México (NAFTA). Este tipo de decisiones tendrán efectos en la economía doméstica de EE UU, al igual que las promesas fiscales: promete más gasto militar o en infraestructuras al mismo tiempo que bajadas de impuestos.
Incertidumbre económica
Este jueves, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, pidió en el Congreso “más claridad” sobre el rumbo de la política económica de la nueva Administración. “No sabemos qué va a pasar, hay un alto grado de incertidumbre”, respondió, preguntada por los estímulos fiscales que Trump ha prometido, y aconsejó al futuro Gobierno que cualquier medida fiscal atienda “cuidadosamente” los efectos en el crecimiento a corto y medio plazo.
Yellen tuvo que aclarar al principio de su comparecencia en la Cámara que su intención era finalizar su mandato, cuyo periodo expira en enero de 2018, ya que el próximo presidente la puso en la diana durante la campaña. La acusó de no ser independiente del Gobierno y de mantener una política de bajos tipos de interés para beneficiar el ciclo económico y favorecer a Barack Obama. Ayer, la presidenta de la Fed insistió, en línea con las comparecencias de los últimos meses, en que la nueva subida de tipos tendrá lugar “relativamente pronto”.
La última se produjo en diciembre y dejó el precio del dinero en una franja aún muy baja, del 0,25% al 0,50% por las dudas sobre la fortaleza global de la economía. EE UU se encuentra en una situación de casi pleno empleo y su banca está completamente saneada tras el gran desastre financiero de 2008, pero la economía avanza lenta (esperan un crecimiento algo superior al 2% en 2016) y la productividad es preocupante.
Romney entra en las quinielas del nuevo Gobierno
Sobre quién será nuevo secretario del Tesoro, que es como un ministro de Economía, solo hay, de momento, quinielas entre nombres de Wall Street. En la Torre Trump, mientras, entran y salen otros posibles candidatos a puestos relevantes en el nuevo Gobierno. El general Michael Flynn, que suena como posible asesor principal en Seguridad Nacional, se reunió con Trump, al igual que el exalcalde Rudy Giuliani. También el yerno del presidente, Jared Kushner, está llamado a desempeñar algún papel clave.
El presidente electo también empieza a verse con figuras del partido republicano; ayer, por ejemplo, departió con Henry Kissinger, ex secretario de Estado. Y se ha acercado a antiguos críticos, como la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, o el excandidato presidencial republicano Mitt Romney, que también se han colado en las quinielas para puestos relevantes, como el de secretario de estado.