Los fumadores de menos de 50 años tienen ocho veces más probabilidades que los no fumadores de la misma edad de padecer un ataque cardíaco importante, según un estudio publicado este miércoles.
La diferencia de riesgo entre quienes consumen tabaco y los que no disminuye con la edad: es cinco veces superior para los fumadores de entre 50 y 65 años, y solo tres veces más elevado para los de más de 65.
Estos resultados son relativamente asombrosos porque las personas jóvenes por lo general no tienen tantos problemas de salud –diabetes, hipertensión o colesterol alto– capaces de incrementar el riesgo cardíaco.
“Fumar tal vez sea el factor de riesgo más poderoso, cuyo efecto se ejerce mucho antes que cualquier otro”, advierte el estudio que publica la revista especializada Heart.
Los tabaquistas tienen un riesgo mucho más elevado de ataque cardíaco que los no consumen cigarrillos, pero quedaba por aclarar la dimensión de ese riesgo en función de la edad.
Para lograrlo, un equipo de investigadores dirigidos por Ever Grech del centro de cardiología South Yorkshire del Hospital del Norte de Sheffield, Inglaterra, examinó datos de 1.727 adultos que recibieron tratamiento por un tipo corriente de crisis cardíaca, conocido bajo la sigla Stemi, entre 2009 y 2012.
Esos ataques cardíacos, consecutivos a la obstrucción total de una arteria coronaria que nutre al corazón, daña todo el espesor del músculo cardíaco que ésta alimenta. Ese tipo de infarto de miocardio, denominado Stemi, se acompaña de una modificación del electrocardiograma (elevación del segmento ST) que revela la muerte de una parte del músculo cardíaco.
Cerca de la mitad de los pacientes eran fumadores. El resto se repartía de manera casi uniforme entre exfumadores y no fumadores.
En promedio, los fumadores eran por lo menos una década más jóvenes que los exfumadores, o que los que nunca habían fumado cuando ocurrió el infarto.
Tenían además dos veces más probabilidades que los no fumadores de sufrir una enfermedad coronaria.
En el conjunto de la población de Yorkshire del sur, un 27% de adultos de menos de 50 años fuman tabaco. Sin embargo, cerca del 75% de los pacientes de esa edad que padecieron la enfermedad eran fumadores.
Según los autores, estos resultados deberían conducir a una toma de consciencia de los jóvenes fumadores. Admiten sin embargo que “este riesgo mucho más elevado (de infarto entre los jóvenes) es difícil de explicar”.
La meta debería ser ayudar a los jóvenes fumadores a dejar su hábito, escribe en la misma publicación el cardiólogo Yaron Arbel, del centro médico de Tel Aviv, Israel. Y si dejar por completo resulta imposible, “incluso reducir la cantidad de cigarrillos que se fuman a diario puede significar una diferencia”.