Todavía se buscan más de 40 desaparecidos en un espacio que carecía de permisos.
Escaleras hechas de palets, mobiliario antiguo y gran cantidad de alfombras en una nave industrial: quizá no era el lugar más adecuado para un festival de música electrónica. La tragedia en una nave industrial de Oakland, California, en la noche del pasado viernes se ha cobrado ya 33 víctimas mortales. En la mañana del domingo continuaba la búsqueda de más de 40 desaparecidos. Por el momento solo se ha registrado el 20% del espacio afectado y se espera que en las próximas horas aumente la cifra de fallecidos. Las autoridades han anunciado que no van a confirmar nuevos datos hasta la mañana del lunes.
El incendio empezó a las 23.30 del viernes. En el almacén, situado en el barrio de Fruitvale, funcionaba una sala de fiestas. Esa noche tocaba el grupo de música electrónica Golden Donna. Aunque las llamas se mitigaron pocas horas después, la evacuación fue el gran problema para los bomberos y policías que asistieron al almacén para socorrer a las víctimas. El techo se desplomó poco después de comenzar el fuego y la mayor parte de las víctimas se encontraban en el ahora inaccesible segundo piso. Las autoridades han reforzado la patrulla canina con intención de usar perros especializados en búsqueda de cadáveres.
Las redes sociales están tomando un papel relevante en la búsqueda y reconocimiento. La página del evento en Facebook, con 293 asistentes confirmados, se ha convertido en el listado no oficial de posibles desaparecidos. Los propios familiares han pedido que se respete su utilidad de modo que se eviten condolencias y mensajes de ánimo en ese espacio para priorizar la información útil. De manera espontánea se ha hecho un uso de las nuevas tecnologías, con un documento de Google Docs, en el que los amigos y familiares llevan un recuento de la situación, aportan datos de contacto y detalles físicos sobre cada uno de los afectados para facilitar la labor. Las personas cuyo paradero se desconoce son en su mayoría jóvenes y estudiantes, con perfiles menores de 40 años. Fruitvale, el barrio en que está el inmueble, cuenta con una mayoría de población latina y cercanía con la Universidad de Berkeley.
Mientras prosigue el proceso de reconocimiento y búsqueda de cuerpos, comienza el reparto de responsabilidad. El Departamento de Edificios de la ciudad había abierto una investigación en el recinto hace un mes, con un resultado negativo. “La estructura interior del edificio es ilegal”, registraron. El evento carecía de permiso alguno y los bomberos han realizado un informe en el que se confirma que no había plan de evacuación, ni tampoco aspersores de agua o sensores de humo con su respectiva alarma.
La alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf, ha reconocido a CNN que se encuentran ante una gran tragedia, pero que se van a tomar medidas: “Vamos a revisar todo y aclarar lo sucedido para que se dé con los responsables. Lo haremos público tan pronto como sea posible”.
La oficina del Sheriff de Alameda, responsable de la zona, ha habilitado un centro para que las familias se concentren en espera de noticias.
El espacio era conocido como Oakland Ghost Ship, el barco fantasma de Oakland, un almacén convertido en refugio de artistas bohemios, con clara inspiración en el hinduismo, con aire decadente. El colectivo que lo gestiona se denomina Satya Yuga, pero no eran de forma alguna un organizador formal de eventos.
En el inmueble no solo se organizaban fiestas y exposiciones, sino que también servía de hogar para una veintena de artistas. El alza de łos precios del alquiler en la zona de Silicon Valley es constante y notable. Estas fórmulas de espacio creativo y vivienda son frecuentes no solo en Oakland, sino también La Misión, el antiguo barrio latino de San Francisco donde los artistas se concentran.