Es un ensayo en ratones en el que se usó la reprogramación celular; además, se rejuvenecieron los tejidos.
En el Instituto Salk de California, los científicos están tratando de que el tiempo corra hacia atrás, por lo menos cuando se trata del biológico.
En un primer intento de revertir el envejecimiento mediante la reprogramación del genoma, los científicos rejuvenecieron órganos de ratones y les prolongaron la vida un 30 por ciento. Pero aunque la técnica no se puede aplicar a las personas, ayudará a conocer mejor el envejecimiento humano y el rejuvenecimiento de tejidos.
El trabajo, publicado en la revista Cell, es “novedoso y estimulante”, dice Jan Vijg, del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York.
Para Leonard Guarente, que estudia la biología del envejecimiento en el MIT, es un avance “fenomenal” que abre la posibilidad de retrasar el envejecimiento, aunque no revertirlo.
En la concepción, las agujas del reloj siempre están en cero, sin importar la edad de los padres ni de sus células reproductivas.
Hace una década, el biólogo japonés Shinya Yamanaka identificó cuatro genes que reinician el reloj del óvulo fecundado y pueden reprogramar hasta el genoma de las células epidérmicas o intestinales para devolverlas a su estado embrionario. El método de Yamanaka es de rutina para cambiar las células de tejido adulto por células muy parecidas a las células madre que se producen en las primeras divisiones del óvulo fecundado.
Pero los ensayos con animales no dieron resultado. Sin embargo, en el Instituto Salk, Juan Carlos Izpisua Belmonte aplicó otro enfoque: la regeneración de tejidos, que a ciertos animales les permite recuperar un miembro perdido. Las células alrededor de la cicatriz recuperan un estado intermedio entre embrionario y adulto para convertirse en una célula específica.
En ratones con vejez prematura, había “menos signos de envejecimiento y órganos más sanos, con un 30% más de vida” que los ratones sin envejecimiento precoz, según resume Izpisua Belmonte. También mejoró la salud de los órganos.
Para Vijg, es “la primera evidencia de que la reprogramación parcial del genoma reduce los síntomas del envejecimiento y refuerza su capacidad regenerativa”.