Se fabricarían más de 500.000 unidades. Los patentamientos de 0km, en tanto, rozarían los 800.000.
Las terminales automotrices radicadas en la Argentina son 11 y en poco tiempo (está llegando Nissan) sumarán 12. El año pasado fabricaron poco más de 470.000 vehículos, el peor registro en una década y para este año, con viento a favor, estiman llegar a las 510.000. Muy poco para un parque industrial que suma una capacidad instalada de hasta 1,2 millones de vehículos. Y sin embargo, hay un consenso generalizado de que lo peor de la crisis ya quedó atrás.
“Confiamos en que el mercado irá creciendo y por ello este año estimamos que superará las 500.000 unidades de producción local, en línea con las estimaciones de ADEFA, y los 750.000 patentamientos”, dijo Martín De Gaetani, gerente de Honda Argentina. “Tenemos que mejorar nuestra productividad y competitividad para lograr seguir creciendo y alcanzar nuevos mercados en el exterior, ese es el desafío de la industria”.
El único mercado de exportación al cual hoy la industria local accede sin barreras es Brasil, cuyas demanda el año pasado se restringió 20%. Pero aún anémico, el mercado brasileño representó durante 2016 el destino de tres de cada diez vehículos argentinos. Otros seis fueron a parar al mercado interno y apenas un 10% de las exportaciones fueron a mercados por fuera de Brasil y Argentina .
“El año pasado la Argentina hizo todo, vendió más vehículos argentinos y también más vehículos brasileños”, planteó el flamante presidente de General Motors Mercosur, Carlos Zarlenga. “Ahora, la recuperación de la Argentina depende enteramente de Brasil”, agregó.
Pero el mercado vecino, que en 2013 registró patentamientos por casi cuatro millones de unidades, no despega ahora de un piso de dos millones. Para este año las perspectivas no son mejores. “Teníamos buenas expectativas, pero todo indica que la demanda en Brasil no pasará de 2,2 millones de unidades”, dijo Ángela Stelzer, directora de Asuntos Corporativos de Volkswagen. “No vemos una recuperación genuina de Brasil hasta 2018”.
Sin embargo, para el consultor Dante Sica, cualquier noticia que signifique que Brasil dejó de caer es una buena noticia. “En 2016 la economía de Brasil cayó 3,5%. El escenario para este año es de crecimiento cero y pasar de semejante caída a cero es importante. Se tocó un piso. Que Brasil haya dejado de caer es la noticia del año”, asegura.
–¿Habrá más despidos?
-Puede haber en alguna empresa que aún no resolvió un ajuste en marcha. Pero seguramente lo hará con retiros voluntarios.
Daniel Afione, gerente de Toyota Argentina, dice que ellos lograron compensar la caída de exportaciones a Brasil con la llegada de la Hilux a otros países de América Latina. Para este año apuntan a una producción de 120.000 unidades. “El principal desafío para la industria en su conjunto es no ser tan Brasil dependientes. Que exista la posibilidad de acceder a otros mercados, para no depender de las fluctuaciones de un solo mercado”.
En las terminales automotrices plantean, en voz baja, que las posibilidades de mejorar la competitividad frente a automotrices de la región, hoy, es una meta lejana.
“En el costo de un vehículo argentino hay un 18% sólo de impuestos indirectos: Ingresos Brutos, Cheque, Sellos, Seguridad e Higiene”, señaló un alto directivo de una automotriz bonaerense. Y si bien elogió el rol que hoy desempeña el sindicato de mecánicos (Smata) en el diseño de una industria más competitiva, señaló que el peso de la mano de obra en el total de un vehículo argentino ya trepa al 25% del costo total. “Eso incluye tanto a nuestros operarios como a los involucrados en la producción de autopartes”, aclaró.
Pero en sentido inverso a una producción debilitada por la anemia de Brasil (y por la falta de llegada a otros países), el mercado argentino demostró durante 2016 un impulso que no frenaron ni la recesión ni el tarifazo, con más de 700.000 unidades patentadas. Para este año las perspectivas son de llegar a no menos de 750.000 patentamientos, e incluso hay directivos de la Asociación de Concesionarios de Automotores (ACARA) que hablan de 800.000 unidades.
En ese contexto, las terminales argentinas se llevan la parte del león, ya que son las principales importadoras de vehículos. Durante el año pasado, despacharon a las concesionarias 721.000 unidades, según datos de la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), de las cuales poco más de un tercio (218.000) fueron vehículos producidos en el país. Los dos tercios restantes de cero kilómetro fueron unidades importadas (sin contar las que trajeron del exterior los importadores particulares).
“El mercado automotor fue el único de los bienes durables que tuvo crecimiento en 2016, en parte porque había una oferta muy restringida hasta fines de 2015 y también porque la rebaja de los impuestos internos llevó a una baja de los precios en las unidades de alta gama”, agregó Sica. “Pero sobre todo, durante 2016 todos los jugadores de este mercado salieron a competir con fuertes rebajas. Para este año, con tasas de interés más bajas y una recuperación del salario real frente a la inflación, se espera que haya una mejora adicional”.
¿Y los precios? “Va a haber una fuerte competencia de todas las marcas”, dijo Stelzer. “Nosotros no castigamos al producto, tuvimos rentabilidad”, agregó Zarlenga. “Pero con competencia, no queda mucho margen para aumentos”.