Las miles de personas que han tenido que ser evacuadas en los últimos días por la amenaza de rotura de la presa de Oroville ya pueden volver a sus casas, según ha anunciado este martes el sheriff del condado californiano de Butte, Kory Honea.
“Hemos concluido que es seguro reducir la orden de emergencia de evacuación a un aviso de evacuación”, ha dicho Honea en una rueda de prensa, al tiempo que ha advertido de que, si es necesario, volverá a ordenarse un desalojo preventivo.
Horas antes, las autoridades locales han retirado los bloques de cemento que habían colocado para cortar el tráfico en las dos principales autopistas que conducen hasta la presa de Oroville, según informa el diario estadounidense ‘Los Angeles Times’.
Las cerca de 200.000 personas que viven en los municipios situados en la caída de la presa recibieron el domingo la orden de abandonar sus hogares por el riesgo de desbordamiento, después de que se observara que la instalación estaba sufriendo los efectos de las intensas lluvias registradas estos días en el norte de California.
La presa, que ha sido reforzada para que no se desborde, está situada al este de Oroville, una localidad de unas 16.000 personas. Con una altura de unos 230 metros, la infraestructura, construida entre 1962 y 1968, es la mayor presa de Estados Unidos, superando en unos doce metros la presa de Hoover.
Las autoridades estadounidenses han asegurado que han evitado el riesgo inmediato de derrumbe de la presa, lo que supondría soltar una cantidad de agua equivalente a la que cabe un edificio de tres pisos de altura. Los equipos de emergencia han colocado grandes sacos con piedras y arena para rellenar una grieta situada en la parte superior de la presa.