En los últimos años se disparó la cantidad de profesionales de entre 40 y 50 años que buscan una nueva vida en otro país
No es noticia que en Italia desde hace años se está dando una fuga de cerebros. El alto desempleo juvenil (cercano al 40%), la recesión profunda, la gerontocracia y la falta de oportunidades son las causas del éxodo casi obligado de miles de jóvenes.
Pero sí fue noticia, hace unos días, que en el marco de la fuga hay un récord de over40.
En 2016, los italianos que se trasladaron al exterior fueron 115.000, cifra equivalente a la cantidad de habitantes que tiene una ciudad como Vicenza, en el norte de la península. De ellos, la mayoría son jóvenes recién recibidos y estudiantes. Pero el grupo de “expat” que más creció fue el que tiene entre 40 y 50 años: en seis años (de 2008 a 2014) el número casi se duplicó, al pasar de 7700 a 14.300.
“Estamos ante una nueva emigración de pelo gris”, dijo el Centro de Estudios (CNA), que elaboró los datos que revelaron la novedad de un “boom” de italianos ya no tan jóvenes que se van de Italia.
Si lo más jóvenes son atraídos por ciudades como Londres y Berlín, las metas de los over 40 son zonas del mundo de alta potencialidad, como China y América del Sur, así como también países que necesitan profesionales, como Alemania o los del Golfo Pérsico. Lugares dispuestos a ofrecer verdaderos puentes de oro a ingenieros o médicos italianos.
“La decisión de partir ya no tiene que ver con la coyuntura, sino que es una nueva tendencia”, indicó el informe. Los over 40, de hecho, deciden irse no sólo por necesidades económicas, sino también para desafiarse a sí mismos o para darle un futuro mejor a la familia.
Claro que para los emigrantes de pelo gris las cosas no son color de rosa: adaptarse a una nueva cultura, idioma, ambiente, llevando sobre las espaldas costumbres arraigadas, de hecho, es más difícil. Y más aún si uno decide llevarse consigo también a la familia.
Emanuela Vizzarro, experta en marketing de 42 años, se fue a Shanghai, China, y se llevó a su hijo. “Quería que él también viviera esta experiencia formativa. En Shanghai vi oportunidades profesionales que en Italia no existen, me atraía el desafío… China, por otro lado, es uno de los pocos países del mundo donde se puede trabajar durante años sin conocer el idioma… En Italia sería impensable”, dijo a La Repubblica.
Según Alessandro Rosina, profesor de Demografía y Estadística Social de la Facultad de Economía de la Universidad Católica de Milán, para los mayores de 40 “irse del país debe ser una elección, no una obligación”. Para él no es casual el “boom” de los emigrantes de pelo gris: en 2017 cumplirá 30 años el Erasmus, un programa de movilidad estudiantil lanzado por la Unión Europea en 1987. “La primera generación que lo ha utilizado es justamente la que actualmente tiene aproximadamente alrededor de 40 a 50 años”, explicó. “El período de crisis ha revitalizado una predisposición a una mirada que va más allá de las fronteras, como respuesta a la necesidad u oportunidad de cambiar de trabajo. Y todo esto en una edad en la que -también debido al aumento de la longevidad- es y será siempre más posible enfrentar el desafío de comenzar una segunda vida”, concluyó.