Donald Trump se vendió a las masas rurales en campaña como el hombre que venía a cambiarle el semblante a la economía estadounidense. Dijo sentirse capaz de devolverle el esplendor a sectores cadavéricos e irrecuperables.
Además, en esa pócima mágica incluyó soflamas contra los inmigrantes latinos, presunta amenaza latente para los puestos de trabajo de “su gente”, los blancos del cinturón del óxido, del rust belt.
Sin embargo, su discurso económico sin fisuras parece tener, al menos y de momento, una muy visible: el sector turístico.De acuerdo a datos de la aplicación para viajeros Hopper y la organización Tourism Economics, los dos vetos migratorios aprobados por Trump contra varios países de mayoría musulmana -ambos bloqueados en los tribunales de justicia a posteriori- han supuesto ya un descenso del 30 por ciento en las reservas en hoteles de Estados Unidos por parte de viajeros procedentes del Medio Oriente, y de un 15 por ciento en el caso de los turistas mexicanos.
En total, ambas organizaciones calculan que el descenso de visitantes en 2017 será de 4,3 millones, lo que traducido en dólares podría rondar los 7.400 millones de dólares en pérdidas. La respuesta de la Casa Blanca ante semejantes datos bien podría ser que se trata de un escenario meramente especulativo, aunque en este caso los números cantan. Hopper analizó las búsquedas de 303 millones de vuelos entre el 26 de enero y el 1 de febrero de 2017, coincidiendo con la entrada en vigor del primer veto migratorio contra siete países, y el descenso de búsquedas de viajes a EEUU bajó un 17 por ciento de forma inmediata con respecto a las tres semanas anteriores.
“Hemos visto mayores descensos en la búsqueda de vuelos coincidiendo con las fechas en las que la orden ejecutiva dominaba el ciclo de noticias”, indicó el jefe de datos del portal, Patrick Surry. La demanda se corrigió ligeramente en los días posteriores, ya con el bloqueo por parte de un juez federal de Nueva York en marcha, aunque el descenso en torno al 10 por ciento se mantuvo con respecto al inicio del año.
El motor de búsqueda sueco flygresor.se arrojó datos más contundentes con un descenso del 47 por ciento en el interés de los viajeros por llegar hasta la primera potencial mundial, señal del rechazo a la medida del mandatario republicano. Adams Sacks, presidente de Tourism Economics asegura que la retórica de Trump sobre “América primero”, uno de sus lemas de campaña, unido a la promesa de construir un muro en la frontera con México y el proteccionismo comercial del que ha estado hablando han generado un sentimiento de antipatía hacia EEUU que no se sentía desde los tiempos de George W. Bush.
“No hace falta mucha incertidumbre o sentimiento adverso para afectar a las decisiones de viaje”, afirmó Sacks. Es un sentimiento que podría golpear a medio plazo a una industria que supera los 1,3 billones de dólares al año. Otros estiman que el turismo extranjero supone un gasto anual de 250.000 millones de dólares, y que gracias a Trump, esa cifra se verá mermada. El malestar con lo que está sucediendo en EEUU es especialmente notorio en el país vecino del sur, donde muchos han decidido cancelar su tradicional viaje de Semana Santa hacia el norte hasta que se calmen las cosas. Es un sentimiento que se espera se traduzca en un descenso de casi dos millones de turistas.
En Los Ángeles, esos dos vetos migratorios de Trump significarán unos 800.000 visitas menos o 736 millones de dólares de pérdidas, la mayoría por el descenso de la llegada de turistas mexicanos, de acuerdo a datos de la Junta de Turismo y Convenciones de Los Ángeles. Nueva York, por su parte, espera un aumento en el número de turistas pese a Trump, aunque la mayor parte provendrán de otras partes del país y no del extranjero. En ese aspecto, las previsiones son de un descenso de 300.000 turistas que le podrían costar a la ciudad 900 millones de dólares.
Después está la segunda opción preferida por los extranjeros a la hora de visitar EEUU, Miami, que, de acuerdo a un reporte del 27 de febrero, registró un descenso del 52 por ciento en la demanda de vuelos desde Reino Unido, según la versión británica de kayak.com.
Claro que el propio precursor de esta situación también tendrá que pagar parte de la factura. De acuerdo a datos de Foursquare, la campaña de Trump se cebó con el tráfico en sus hoteles, con un descenso del 14 por ciento en el número de visitas a sus propiedades. Por propiedades, los más afectados han sido el Trump Soho de Nueva York, el Trump International Hotel & Tower de Chicago y el casino Trump Taj Mahal de Atlantic City, en Nueva Jersey, que acabó echando el cierre el año pasado por su mal desempeño.
En principio, la gran beneficiada por ese rechazo a las políticas de Trump y a las vacaciones en EEUU será Europa. Se espera que ciudades como Londres, que tuvo un mes de febrero excepcionalmente bueno en términos de ocupación hotelera, Oporto, Madrid, Barcelona o Dublín, tengan un año notable en ese aspecto.
Todo ello mientras algunas compañías del sector se han apuntado a la tendencia alcista en bolsa tras a la llegada de Trump al poder, desde Priceline hasta Expedia y pasando por la compañía de cruceros Carnival. Sin embargo, el sector hotelero parece perfilar una perspectiva muy distinta.Como aseguraba Rummy Pandit, director ejecutivo del Instituto de Juego, Hospitalidad y Turismo de la Universidad de Stockton al diario The New York Times, poco importa que los vetos migratorios a los países de mayoría musulmana ya no estén vigentes. “Ahora existe una percepción de que Estados Unidos es un lugar inestable y eso tendrá un impacto en el número de visitas a este país”.