El tucumano Gerardo Pisarello cubre a Ada Colau, con licencia por maternidad.
Un argentino manda en Barcelona y no es Lionel Messi. Desde el miércoles pasado, Gerardo Pisarello, nacido en Tucumán en 1970, quedó a cargo del gobierno municipal de la capital catalana a raíz de la licencia por maternidad que pidió la alcaldesa Ada Colau.
Abogado constitucionalista, republicano y defensor del derecho de autodeterminación de Cataluña, Pisarello es uno de los principales ideólogos del partido de Colau, En Común. Ella lo puso como número dos en su lista electoral de 2015 y apenas asumió el cargo lo designó primer teniente de alcalde. Es decir, su reemplazante en caso de ausencia temporal. Le dio, además, la cartera de Economía y Hacienda, temas que no son su especialidad.
El alcalde accidental es hijo de Ángel Gerardo Pisarello, un dirigente tucumano de la UCR que el 1º de julio de 1976 apareció asesinado a la vera de un camino en Santiago del Estero. Lo había secuestrado un grupo de tareas de la dictadura tres días antes. Su hijo, con apenas cinco años, estaba presente cuando tres encapuchados entraron a su casa a llevárselo.
El asesinato de su padre lo marcó. Desde muy joven militó en movimientos sociales. Primero en Tucumán y luego en España, a donde se mudó en 1997. Llegó primero a Madrid, pero en 2001 se instaló en Cataluña, para cubrir la baja de un profesor en la Universidad de Barcelona. No se fue más. Quedó como titular y se doctoró en derecho constitucional. Allí conoció a su actual esposa, con quien tuvo dos hijos.
En paralelo, entró en el círculo de los activistas sociales que luchaban contra los desalojos. En ese ambiente conoció a Colau, que en los años de la gran crisis económica (2008-2013) se convirtió en la militante más famosa a nivel español en favor del derecho a la vivienda.
Juntos construyeron el partido Guanyem en 2014, una plataforma política que terminó negociando con Podemos y otros partidos de izquierda radical el frente En Común. Al año siguiente les alcanzó para ganar la alcaldía de la segunda ciudad de España.
Desde aquel momento Pisarello fue una figura combativa en la escena política barcelonesa. Su imagen quedó ligada a la primera polémica que desató Colau al asumir: su orden de retirar del salón de plenos el busto del rey Juan Carlos. El concejal estaba entre quienes lo retiraron.
El año pasado su imagen recorrió España durante la celebración oficial del Día de la Mercè en el balcón de la alcaldía, frente a la Plaza Sant Jaume. Un diputado independentista sacó una bandera catalana y en respuesta otro del Partido Popular (PP) empezó a agitar una española. Pisarello entonces empezó a forcejear para quitársela. Le llovieron críticas, algunas teñidas de xenofobia por su condición de argentino.
“No me esperaba esta escena. Me ha salido el alma republicana”, se justificó después. Lo hizo en catalán, el idioma que abrazó casi desde el minuto en que llegó a Barcelona.
Al igual que Colau evita declararse abiertamente independentista, pero sí apoya un referéndum legal y pactado con el gobierno español para que los catalanes definan si quieren o no formar un Estado propio.