Es por adulterar documentos en la compra de un auto; un fallo adverso lo complicaría de cara a las otras causas.
El ex vicepresidente Amado Boudou se convertirá a partir de mañana en el funcionario de más alto rango del gobierno kirchnerista en sentarse, hasta ahora, en el banquillo de los acusados. Afrontará su primer juicio oral y se transformará en el primer vicepresidente de la historia en hacerlo. Será por un caso menor, pero que puede causarle serios problemas y llevarlo a la cárcel en el futuro.
Boudou deberá presentarse a las 9 en los tribunales federales de Comodoro Py para defenderse de los cargos de “falsedad ideológica” de documentos públicos porque habría truchado los papeles de un automóvil para perjudicar a su ex mujer en el juicio de divorcio.
Aunque la pena prevista para ese delito es menor, para Boudou podría resultar determinante si lo condena el Tribunal Oral Federal N° 1, ya que afronta otras causas penales de mayor gravedad. Entre ellas, la conocida como “caso Ciccone”, que también avanza hacia la instancia oral y que, como segunda condena, podría llevarlo a la cárcel.
Dos ex parejas de Boudou también participarán en el juicio oral. Pero una fue citada como testigo por la Fiscalía, su ex esposa Daniela Andriuolo, mientras que la otra comparecerá como acusada, Agustina Seguín, cuyo nombre también apareció en una prueba decisiva del caso Ciccone.
Radicada en Italia desde hace más de cinco años, Andriuolo aceptó declarar, aunque aún falta determinar si viajará a Buenos Aires para presentarse en Tribunales o si dará su testimonio mediante una videoconferencia desde el consulado argentino en Roma.
Desde hace años, Andriuolo mantiene un reclamo judicial contra Boudou por la separación de la sociedad conyugal. Le enrostró al ex vicepresidente que hizo desaparecer el boleto de compraventa de un departamento en Mar del Plata para perjudicarla en la división de bienes y que antedató la fecha de compra de un auto Honda CRX del Sol, modelo 92, para no darle la mitad de su valor.
Ante la Justicia, Boudou llegó a dar tres versiones sobre cuándo y cómo compró ese mismo pequeño y llamativo auto descapotable rojo, y quién o quiénes lo utilizaron desde que por primera vez tuvo sus llaves.
Así, cuando se divorció de Andriuolo y llegó el momento de separar los bienes, ofreció su primera versión sobre aquel Honda. Ante la Justicia dijo que lo compró en 1992 y que era, por tanto, un bien “propio”, no “ganancial”, ya que ellos se casaron en 1993.
Pero Andriuolo y su abogado, Eduardo Romanin, objetaron esa versión y desenterraron documentos. Así demostraron que para la fecha que Boudou dijo que lo había comprado, el auto ni siquiera se encontraba en el país, sino en medio del océano.
Con pedido de nacionalización fechado el 11 de agosto de 1992 por la importadora Axa Corporation, recién se completaron esos trámites en octubre de ese año. Un mes después lo compró su primer dueño, Cayetano Campione, que a los 10 meses se lo vendió a la concesionaria Atlántica Automotores, de Mar del Plata, que a su vez se lo vendió a Boudou cuando el ex vicepresidente llevaba ya varios meses casado con Andriuolo.
El Honda, sin embargo, llegó a las manos de Boudou con documentos adulterados, según determinó el juez federal a cargo de la instrucción del caso, Claudio Bonadio, quien procesó a los gestores y a la titular del Registro de la Propiedad Automotor que completaron aquella operación.
Dos versiones más
Boudou modificó entonces su relato y sostuvo que el auto terminó por conducirlo Agustina Seguín, su siguiente pareja durante una década. En esa línea, responsabilizó a los gestores por la adulteración de los documentos y planteó que Seguín se había encargado del trámite, lo que ella refutó. Replicó ante Bonadio que de los papeles se encargó Boudou y recordó que él también declaró direcciones falsas en sus DNI, lo que no sucedió mientras convivieron.
Según resultó, además, un eslabón clave en el caso Ciccone. Trabajó como gerenta en la agencia de viajes Swan Turismo que gestionó 19 viajes alrededor del mundo para el socio del vicepresidente, José María Núñez Carmona, y otros tres pasajes para uno de sus hermanos, Juan Bautista Boudou, y su cuñada, Verónica Venturino. Esos viajes los pagó The Old Fund, la sociedad que se quedó con las acciones de la ex Ciccone.
Esa segunda versión de Boudou sobre el Honda terminó de tomar forma poco después. Ocurrió cuando presentó su última declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción (OA). En apenas un renglón, consignó que lo compró el 8 de noviembre de 1993, en vez del 1 de julio de 1992. Es decir, convalidó el reclamo de Andriuolo.
Sin embargo, el relato de Boudou sobre el Honda registró una versión más. Fue cuando presentó un escrito ante el juez federal a cargo del caso Ciccone, Ariel Lijo, a fines de 2012, para defenderse de la acusación por supuesto enriquecimiento ilícito.
En ese escrito, Boudou destacó su propia “honestidad y simpleza”, para luego detallar sus bienes, entre lo que obvió al Honda. ¿Por qué? Porque lo dejó en manos de sus hermanos, Juan Bautista y Sebastián, quien ahora vive en Roma.
Con el procesamiento de Bonadio ya a cuestas, la causa recorrió todo el espinel de apelaciones hasta llegar a la Casación, para luego recalar en el Tribunal Oral Federal N° 1.
Allí, Boudou deberá ahora afrontar la acusación que presente la fiscal Stella Maris Scandura. Lo hará junto a su ex pareja Seguín, a la ex titular del Registro del Automotor 2, María Graciela Angélica Taboada de Piñero, y a los gestores Andrés Soto y Rodolfo Basimiani.