En su visita a Argentina, la española María Ángeles Durán Heras, doctora en Ciencias Políticas y fundadora de del Instituto de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid, dialogó con ámbito.com y alertó acerca del envejecimiento poblacional en Argentina y los nuevos desafíos demográficos.
Según las cifras del INDEC, la población de adultos mayores en Argentina ha crecido en los últimos años. La Encuesta sobre Calidad de Vida de Adultos Mayores que realizó dicho organismo en 2012, arroja que en 1970 las personas mayores de 65 años constituían el 7% de la población, mientras que en 2010, superaban el 10%. Para 2025, se espera que el 25% de los argentinos tenga 60 años o más.
Sin embargo, las políticas públicas para la tercera edad en nuestro país, tienden a estar orientadas al sistema previsional. Pese a tener una tasa creciente en lo que hace a longevidad y a población de la tercera edad, los programas destinados a cuidados no forman parte de la agenda.
Sobre esta problemática alertó María Ángeles Durán Heras, quien estuvo de visita en nuestro país y brindó una serie de conferencias sobre el tema. Socióloga, doctora en Ciencia Política, y fundadora del seminario de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid, fue pionera en la investigación sobre trabajo no remunerado.
En este marco, la catedrática encabezó una mesa de trabajo a la que accedió ámbito.com, donde cuestionó que, “siempre que se discute la cuestión económica, el tema cuidado se deja aparte”.
“Argentina empezó su proceso de envejecimiento, que ahora se ha acelerado”, explicó. “Esto va a aumentar la demanda absorbente del cuidado de personas mayores, para lo cual todo gobierno debe tener una respuesta”, remarcó.
“¿Quién se hace cargo de cuidar a los niños, a los ancianos, a los enfermos? No va a haber mercado al que le interese y no va a haber Estado que pueda pagar estos costos. Nos van a volver a todos cuidadores voluntarios, y cuando se dice a todos, quiere decir a las mujeres, porque cuando en el hogar se decide quién se queda en casa ocupándose de los cuidados, las mujeres son las más afectadas, puesto que ganan menos. Pero ellas están cambiando su relación con el mercado, entonces surge un nuevo problema: se nos achican los principales proveedores de cuidados”, argumentó la catedrática.
En España, país del que proviene, se redujo considerablemente la demanda insolvente infantil. Pese a esto, lo que comenzó siendo una posible solución a problemas demográficos, se volvió un problema: “Si la tendencia de natalidad sigue en estas cifras, estamos destinados a desaparecer, no sólo los españoles, sino toda Europa”.
Las cifras a las que hace referencia, son de 1,3% promedio de hijos por pareja en ese país. Para no “desaparecer” las parejas españolas deberían tener en promedio 2,4% hijos.
“Esto trascendió la frontera europea y sucede también en Chile y Uruguay, y está comenzando a suceder en Argentina”, advirtió Durán Heras. A esto se suma otro factor, que es la extensión en la longevidad de la edad de las personas: vivir el doble es equivalente a tener la mitad de hijos.
Así y todo, el cuidado de los niños en tanto población económicamente insolvente no representa un problema mayor que el de los adultos mayores. En la actualidad, la mayoría de los países desarrollados, implementa sistemas de guardería.
“La diferencia fundamental, es que a los niños elegimos cuándo tenerlos. Hoy en España, consumimos mucho más tiempo en cuidar a viejos que en cuidar a niños”, señaló.
Según los cálculos de la socióloga, si se respetan las garantías que piden los sindicatos de sanidad para cuidar de un enfermo o persona de la tercera edad que no puede valerse por sí misma, se necesitarían cinco personas.
“Pero eso sólo sucede cuando las personas disponen de dinero para internar a sus seres queridos. Cuando no lo tienen, y esto sucede en incontables casos, una sola persona queda a cuidado de los enfermos o ancianos del hogar. Sólo basta hacer cuentas: si una sola persona hace el trabajo que deberían hacer cinco, estamos hablando de esclavos”, remarcó.
“El 36% de las personas que se dedican de manera voluntaria al cuidado de terceros en España está bajo tratamiento psiquiátrico. El resto de ellos, contestó en las encuestas que no fue a un psiquiatra no porque no lo necesitara, sino porque no tenía tiempo” expuso.
Durán Heras dedicó los últimos años a cuantificar la economía de cuidados. Su trabajo es candidato al premio Nobel de Economía. Ella lo sabe, pero también sabe que ese galardón sólo lo recibió una mujer en toda la historia de los Nobel, y que raramente se reconoce la labor en temas de economía no monetarizada.
Eso no alcanza para desanimarla. “Cuando fundé el seminario de Estudios de la Mujer de la Universidad Autónoma de Madrid, las demás cátedras nos daban la espalda. A las que querían estudiar género en la cátedra de Historia Medieval les cortaron el camino, respondiéndoles que ellos trataban ‘temas serios, como trigo, vaca y ovejas’. Mis compañeros me decían que la gran transformación económica fue el ferrocarril, pero yo les insistía en que no, fue la instalación de agua corriente en las viviendas, porque liberó un montón de tiempo que se empleaba en las labores domésticas”, contó Heras Durán.
“Es necesario y urgente que los Estados adopten medidas sobre el cuidado”, exigió la socióloga, al tiempo que pidió “repensar todo el análisis económico”. “La economía tradicional perdió de vista que gran parte del trabajo no va a para al mercado, es la que se produce dentro de los hogares, la que no se convierte en dinero”, argumentó.
Sobre este punto, Durán Heras señaló que la mayoría de la población en la tercera edad no volverá al mercado de trabajo, y que debe pensarse entonces en los servicios que este sector de la población necesita y quién los proveerá: “No hay país democrático si no invierte en el cuidado. Tan importante como exportar crudo y soja, es que el Estado resuelva esta tarea”.