El presidente, Rodrigo Duterte, afirma que “unos terroristas” han decapitado al jefe de la policía local de Malabang.
Un cura y varios feligreses han sido secuestrados por el grupo islamista Maute, afín al autodenominado Estado Islámico, en la ciudad de Marawi —la capital de la provincia filipina de Lanao Sur, en la sureña isla de Mindanao—, que ha sido asaltada durante los últimos días por decenas de hombres armados. El ataque ha llevado al presidente del país, Rodrigo Duterte, a interrumpir su visita a Rusia y a decretar la ley marcial en la zona merdional del país por 60 días. Duterte ha afirmado que la medida podría extenderse durante un año y ampliarse a todo el país.
El obispo de la ciudad, Edwin de la Peña, ha explicado que los islamistas entraron en la catedral de Nuestra Señora Auxiliadora y tomaron como rehenes al vicario general de la prelatura de Marawi (Teresito Suganob), a la secretaria del templo y a al menos dos feligreses que estaban participando en una novena. “Se los han llevado, pero no sabemos a dónde”, ha subrayado De la Peña. La Conferencia Episcopal de Filipinas ha confirmado el secuestro, y ha asegurado que sus captores han amenazado con matar a los cautivos si el Ejército los persigue.
A setenta kilómetros al sur de Marawi, en la ciudad de Malabang, los islamistas han decapitado al jefe de la policía local y han sembrado el cáos, ha asegurado el presidente del país, Rodrigo Duterte, para justificar la aplicación de la ley marcial. “El jefe de la policía de Malabang ha sido parado en un puesto de bloque por unos terroristas cuando volvía a su casa, y creo que le han decapitado directamente ahí”, ha declarado este miércoles.
El Ejército de Filipinas ha anunciado este miércoles que ha retomado el control de la ciudad de Marawi, tras los combates contra los yihadistas de Maute. “Tenemos la ciudad bajo control y hemos retomado el mando de las principales instalaciones, incluido el hospital”, indicó a Efe el teniente coronel Jo-ar Herrera, portavoz de la Primera División de Infantería de las Fuerzas Armadas.
El militar aseguró que, de momento, han cesado los combates entre el ejército y los extremistas, que el martes dejaron tres soldados muertos y más de una decena de heridos, aunque aclaró que todavía falta “despejar algunas zonas” de la capital de la provincia de Lanao del Sur.
Los yihadistas trataron de tomar por las armas esta ciudad de 200.000 habitantes después de que las Fuerzas Armadas llevaran a cabo una operación para capturar a Isnilon Hapilon, uno de los líderes de la banda terrorista Abu Sayyaf que ha jurado lealtad al Estado Islámico. Maute es una organización armada musulmana con base en Lanao del Sur que actúa desde 2012.
El sur de Filipinas es escenario de un viejo conflicto separatista islámico que ha causado en las últimas cuatro décadas entre 100.000 y 150.000 muertos y ha paralizado el desarrollo de una región rica en recursos naturales.
Duterte ha asegurado que “será duro” en la aplicación del estado de excepción, por medio del cual se suspenden las garantías constitucionales y se otorgan facultades extraordinarias a las fuerzas armadas.
En una intervención a través de Facebook Live, Duterte ha asegurado que “la ley marcial es lo que es”, en referencia a que los filipinos ya la han experimentado. “No será distinto de cuando la declaró [Ferdinand] Marcos”, ha afirmado, en relación al exdictador, que la aplicó durante nueve años. “Seré duro”, ha remachado, según recoge el diario filipino Inquirer. El presidente ha asegurado que la medida podría extenderse un año. “Podría costar un año hacerlo, si se acaba en un mes yo estaría feliz”, ha agregado Duterte.
Las declaraciones de Duterte se han producido poco antes de coger el avión que lo llevará de vuelta a Filipinas desde Rusia, donde se encontraba en una visita oficial que ha decidido acortar. “Tengo que hacerlo (declarar la ley marcial) para preservar a la República de Filipinas y al pueblo filipino”, ha indicado, antes de señalar que abordará “el problema” una vez que regrese al país.