El coloso aéreo cruzó la Cordillera con dos piezas de 4 metros de diámetro, 12 de largo, y 12 toneladas de peso cada una.
Sábado 20 de mayo a las 6 de la mañana. El Antonov AN 124, el cuarto avión de carga más grande del mundo, aterrizaba en el aeropuerto internacional de Santiago de Chile. El coloso aéreo había llegado desde su Rusia natal para cargar un par tubos de 4 metros de diámetro, 12 de largo, y 12 toneladas de peso cada uno. Con ellos a bordo cruzó la Cordillera y aterrizó en Mendoza. El par de piezas gigantes llamadas “dropbox” viajó con destino a la mina Veladero en San Juan concesionada a la Barrick, y permitirá conectar las cañerías viejas del valle de lixiviación a las nuevas y así obtener del gobierno sanjuanino el levantamiento de la suspensión que pesa sobre ella.
El transporte, que en principio se había imaginado por vía terrestre a través del paso Libertadores, se cambió al modo aéreo debido al mal clima que estaba pronosticado y a las dificultades burocráticas y de obtención de permisos que implicaba atravesar tantas comunas y municipios en los dos países con semejante carga. Se optó entonces por la vía aérea y a Mendoza porque el largo de la pista del aeropuerto de San Juan no permitía la operación del Antonov.
El equipo del Grupo OAPCE Multitrans, encargado de llevar a cabo la operación logística tenía solo tres horas para cargar el avión antes de su despegue y para ello, se puso en marcha un trabajo que debió tener la perfección de un mecanismo de relojería.
Desde hacía tres semanas veníamos viendo la posibilidad de asegurarnos el Antonov. Al ser un mercado con poca oferta y mucha demanda hay complicación para conseguir disponibilidad y precio competitivo. El cliente nos confirmó el vuelo cuatro días antes y a pesar de ello se pudo cumplir el plazo y posicionar el avión en tiempo record. El avión partió de Rusia, hizo escala en Cabo Verde y llegó a Santiago. Nuestra agilidad de gestión y la buena voluntad de las autoridades intervinientes ayudaron al éxito de esta operación”, dijo a Transport & Cargo Alejandro Harmath, gerente de Operaciones del Grupo OAPCE Multitrans.
Contrarreloj
Con el avión confirmado, arrancó la carrera para la obtención de los permisos. La Junta Aeronáutica de Chile debía autorizar la operación de este tipo de avión en la pista del aeropuerto de Santiago. Esto demora normalmente cinco días hábiles pero se consiguió en dos. Asimismo, debió intervenir la Administración Nacional de Aviación Civil Argentina (ANAC) para autorizar aterrizaje y despegue en el aeropuerto Gabrielli de Mendoza. Este permiso, que normalmente demora siete días hábiles, también fue tramitado en dos.
Por otra parte, hubo que gestionar las autorizaciones para poder circular por tierra desde las dos fábricas donde se encontraban las piezas, una en Renca y otra en Colinas, a tres y a 30 kilómetros del aeropuerto de Santiago de Chile respectivamente. En este caso actuó la dirección de Vialidad de Chile, las comunas comprometidas, y los concesionarios privados de las autopistas 5 Norte, Costanera Norte y Parque Norte por donde se transitó. Estas autorizaciones, que demoran cerca de dos semanas promedio, fueron conseguidas de un día para el otro.
“La carga fue subida a carretones, custodiada y escoltada por Carabineros con los que también hubo que coordinar día y hora. Se circuló de noche a una velocidad promedio de 40 kilómetros por hora. En el aeropuerto el Antonov cargó las piezas con sus propias grúas que tiene incorporadas y luego de 33 minutos de vuelo aterrizó en Mendoza donde la carga fue entregada a la división de transporte terrestre de la Barrik”, señaló Axel Martin, supervisor Logística Terrestre Internacional del Grupo OAPCE Multitrans.
Con una inversión estatal y privada de $1.200 millones, este aeropuerto acaba de finalizar la reconstrucción de su pista de aterrizaje que se encontraba en estado crítico, según los especialistas.
Los Antonov AN 124 han sido utilizados para transportar locomotoras, yates, fuselajes de aviones y otros tipos de carga de grandes dimensiones. El avión puede inclinarse para facilitar la entrada del cargamento y está en posibilidad de llevar hasta 150 toneladas de carga.
Tiene una longitud de 69 metros, envergadura de 73,3, altura de 20,8, y una superficie alar de 628 metros cuadrados. Su peso vacío es de 175.000 kilos y cargado 392.000 kilos.
Este avión transportó una ballena desde Niza a Japón, y un elefante de Moscú a Taiwán.