El futbolista marplatense Sergio “Paisa” Torres escribió un libro sobre su inspiradora historia de vida en Inglaterra.
Hace nueve años se fue de Mar del Plata rumbo a Inglaterra con la ilusión de quedar en una prueba de un equipo inglés. No le fue bien de entrada, pero eligió quedarse para cumplir su sueño de ser futbolista profesional. Durmió donde pudo, golpeó puertas, trabajó en un depósito y la luchó bien de abajo sin conocer el idioma hasta lograr su objetivo. Hoy Sergio Torres juega en el Crawley Town de la tercera categoría y, desde Brighton, narró sus peripecias lejos de casa, que ya están plasmadas en un libro con su historia.
-¿Qué te llevó a escribir un libro?
-Pensé en que alguien podría inspirarse en mi historia. No soy Maradona ni Messi, porque si no, hubiera triunfado en Argentina. Hay que trabajar mucho, practicar y nunca perder los sueños. Luchar por lo que te gusta. De eso se trata la vida. Las alegrías que pasé jugando al fútbol fueron increíbles. Espero que mi historia ayude a alguien.
-¿Cuándo empezaste a pensar en jugar en el exterior?
-Siempre mi idea fue venirme a Europa. A los 18 años fui a probarme a Buenos Aires a Chacarita y a Vélez, pero no tuve suerte. Jugué en Quilmes y en Banfield en Mar del Plata y mi sueño fue siempre vivir del fútbol. Ser profesional. En Argentina es muy difícil vivir de esto si no llegás a destacarte en primera división o en la segunda. Por gente conocida que había viajado a Europa, me enteré que podía llegar a conseguir una chance de ser profesional afuera. Además, irse era una experiencia de vida. Yo vivía en Mar del Plata y tenía todo muy servido. Pensé que me vendría bien un cambio. Me gustaba la idea de conocer otras culturas, además de jugar al fútbol. No sabía nada de inglés, sólo lo de la secundaria.
-¿Te fuiste con la idea de quedarte como fuera, o pensabas volver si las cosas no te iban bien?
-Yo tenía pasaje de vuelta. A mi familia le dije que venía por dos semanas nada más. Pero no resultó así. Al irme mal al principio en ese club, si me volvía a Argentina con 22 años, creo que ya no iba a intentar nuevamente irme a otro equipo en España o en otros países. Decidí quedarme y mi familia, gracias a Dios, siempre me bancó. Aunque la pasaron muy mal. Sobre todo mi mamá, que no sabía cómo estaba ni dónde estaba a tantos kilómetros de distancia. Ahora ya están acostumbrados.
-¿Cómo fueron los primeros días cuando llegaste a Inglaterra?
-Cuando me fueron a recibir al aeropuerto lo único que sabía era que me esperaba un representante camerunés. Había un cartel que decía “Torres” y ahí lo conocí, pero no nos entendíamos nada. Me llevaron a una habitación en una casa, pero como llegué de noche, ni sabía dónde era. Me acosté a descansar y al rato me despierta alguien y me dice que me tenía que correr. Ahí me di cuenta que tenía que compartir la cama. No era lo que yo esperaba. Esa primera noche no pegué un ojo. Los primeros dos meses fueron duros viviendo en esa casa. Seguí adelante por amor propio. Decidí quedarme porque me acuerdo una vez que en Argentina a un compañero mío le habían gritado “fracasado” porque había venido a Europa y no le había ido bien. Eso no me gustó. Le dije eso a mi papá y él me dijo que fracasado es el que no lo intenta. “Si te tenés que volver ya está, no hay problema. La familia siempre te va a apoyar”, me dijo. Me quedó ese amor propio de seguir adelante. Seguí viviendo con los cameruneses como dos meses hasta que tuve una discusión y me echaron de la casa. Por suerte, me contacté con Cristian Levy, otro jugador de Mar del Plata que también estaba en Londres viviendo con otro argentino. Ellos me dieron habitación para vivir.
-¿Cuándo sentiste que empezabas a pisar firme?
-Cuando firmé mi primer contrato profesional fue uno de los días más felices de mi vida. Y al año, cuando jugué con Wycombe una semifinal de la Carling Cup contra el Chelsea de Mourinho en Stamford Bridge con estrellas como Drogba y Ballack. Cuando terminó ese partido le dije a mi viejo, que por suerte estaba en Inglaterra ese día: “Ya está. Sueño cumplido”. Él me dijo: “Estás equivocado. Todavía te queda mucho”. Nunca imaginé, estando en Mar del Plata, que iba a jugar en Stamford Bridge ante 40.000 personas contra semejantes figuras. Cuando era chico quería llegar a la primera división de Argentina. Ese siempre fue el sueño. Estuve cerca de ir a Alvarado o Aldosivi pero no se concretó. Gracias a Dios tomé la decisión de irme.
-Contame sobre la tapa del libro, donde estás mano a mano con Wayne Rooney…
-Nosotros éramos un equipo de quinta división y llegamos a cuartos de final de la FA Cup. Fue un sueño para todos los jugadores y también para mí. Tuvimos la suerte de jugar en Old Trafford ante 25.000 personas. Rooney entró en el entretiempo y yo no lo podía creer. Cuando vi esa foto, pensé enseguida que esa iba a ser la tapa del libro. La gente de Manchester no me dejó usar el nombre del estadio en inglés porque está registrado, así que decidimos ponerle “El Teatro de los Sueños” en español. Mi papá tenía razón. Todavía sigo soñando. De eso se trata, de tener sueños y querer cumplirlos.
Mimado por la hinchada
“Es un sentimiento hermoso cada vez que los hinchas gritan mi nombre. No sé si es porque conocen mi historia o porque soy argentino. En cada equipo que estuve, los hinchas siempre estuvieron de mi lado. Jugué en casi todas las divisiones. Sólo me faltó jugar en la Premier League. Los hinchas se portan re bien conmigo. Cuando vine a Inglaterra, pensaba que podía tener algún problema por lo que pasó entre los dos países por la guerra, pero nunca me hicieron notar eso. Es más, cuando recién llegué, una persona de acá me invitó a quedarme en su casa porque no tenía dónde vivir. Una confianza increíble. Al jugar semi profesional, tuve que trabajar también en un depósito. Ahí vi lo amables que son. El que era mi supervisor es uno de mis mejores amigos. El tema de la guerra lo toco con ellos, pero no involucran a la gente en el conflicto. Dicen que son temas políticos. Ellos no ven al argentino como nosotros vemos al inglés”.
Por la historia
“Con el Crawley Town ya ascendimos de la quinta a la cuarta y de la cuarta a la tercera. Queremos ascender porque sería histórico. Sería la primera vez que un equipo asciende tres veces seguidas. Quiero ser parte de eso. Ahora estoy yendo al banco, la estoy peleando, nunca bajo los brazos y sé que en algún momento me voy a ganar la titularidad”.
Lejos de volver
“Me va a quedar esa espina de jugar en Argentina en buen nivel. Tengo dos años de contrato acá en Brighton y con 31 años ya no soy joven para este deporte. Ahora tengo una hija, mi mujer es alemana y le encanta Argentina, pero es muy apegada a su familia. Me hice un nombre acá y, si todo sale bien, pienso seguir jugando unos años más acá”.