Es por su lucha contra la trata de personas. La distinción fue entregada en el Capitolio de la ciudad de Washington, y se trata de la primera “esclava” que logra llevar a juicio y condenar a los proxenetas.
Su nombre es Alika Kinan, es argentina y recibió en la ciudad estadounidense de Washington uno de los reconocimientos más importantes del mundo por luchar contra la explotación sexual de niñas y mujeres.
Ella misma fue víctima de las redes de trata y de varones/clientes prostituyentes durante dos décadas.
Una vez que logró salir del infierno, se propuso combatir el flagelo, al punto que denunció a sus proxenetas, los llevó a juicio y finalmente logró que los condenen.
En una ceremonia desarrollada en el Capitolio, donde también se conocieron los resultados del Informe Mundial Sobre Trata de Personas que lleva a cabo anualmente el Departamento de Estado, Alika recibió el reconocimiento más prestigioso que otorga el gobierno de los Estados Unidos a quienes se comprometen y luchan contra este oscuro flagelo, que somete a millones de personas en todo el mundo.
“Heroína contra la trata de personas”, se llama la distinción que recibió Alika, en un evento en el que estuvo presente el secretario de Estado, Rex Tillerson.
Desde la Embajada de Estados Unidos en Argentina, que celebró la distinción ya que promovió la lucha de la mujer, se informó que el reconocimiento “se fundamentó en el extraordinario coraje de Alika Kinan para buscar justicia contra sus captores, sus esfuerzos desinteresados para asistir al gobierno argentino en el enjuiciamiento y prevención de casos de trata de personas al compartir sus experiencias y conocimiento, y su tenacidad para abogar por más garantías para los grupos vulnerables y las víctimas de la trata en Argentina”.
“La señora Kinan es la primera sobreviviente de la trata de personas en Argentina que gana un juicio civil por daños derivados de su situación de trata con fines de explotación sexual. En noviembre de 2016, colaboró activamente para lograr la condena de sus captores y ganó el juicio civil y un resarcimiento económico.Asimismo, fue la primera vez en la historia del país en que se ordenó a un gobierno local pagar una compensación a una víctima de la trata de personas”, señaló el comunicado de la Embajada.
Asimismo, se explicó que “desde su rescate en 2012, la Kinan ha defendido incansablemente los derechos de las mujeres, tanto a nivel nacional como provincial”, agregando que “ha trabajado en conjunto con el gobierno argentino para mejorar su respuesta ante este delito y continúa luchando en defensa de las víctimas para que tengan mayor acceso a servicios esenciales tales como tratamiento médico, vivienda, capacitación laboral y educación”.
Tras recibir la distinción, Alika mantuvo un emotivo diálogo con la periodista Mariana Iglesias, quien acompaña desde hace varios años la lucha de la mujer, incluso viajó a Tierra del Fuego para cubrir el juicio oral contra los proxenetas.
“Fue muy fuerte. Este premio no sólo es importante para mí, sino para muchísimas mujeres y niñas que son explotadas. Es una manera de visibilizar el tema y marca la lucha que hay contra la trata en todo el mundo. Argentina está haciendo mal las cosas en lo referente a la reparación de derechos de las víctimas, que por eso son rescatadas una y otra vez”, dijo Kinan.
“Las mujeres no salen del mercado sexual porque el Estado no les da los recursos para que puedan lograrlo. Los subsidios nunca llegan a las víctimas, como tampoco los bienes que se les decomisan a los tratantes y explotadores”, cerró la distinguida como “Heroína contra la Trata”.
Se hizo eco de una campaña: “Quiero que Jano viva feliz”
Alika Kinan está en Estados Unidos llevando su lucha en Argentina contra la explotación sexual de mujeres y niñas, pero también intercambiando experiencias con oficinas del Estado y organizaciones no gubernamentales de aquel país.
Ya estuvo en Washington, donde recibió la distinción, y desde allí viajo hacia Florida y luego seguirá a Boston. A pesar de la distancia, mantiene su espíritu de lucha, y se hizo eco de una campaña para que Jano vuelva con su madre Valeria, en una causa bochornosa de la justicia de La Matanza.
“Quiero que Jano viva feliz”, escribió Alika, tras sumarse con una fotografía donde aparece con un cartel con la frase “Jano tiene que estar con su mamá”.
El 10 de mayo, la juez María Petrona Martínez retiró por la fuerza al niño, de cinco años, de su jardín de infantes, con intervención efectivos policiales y una ambulancia. El chico sufrió un pico de estrés y debió ser atendido en un hospital, con sedantes. Desde ese momento, le impiden cualquier contacto con su madre.
Valeria Sainz Moreno denunció al padre biológico del chico por ejercer violencia de género, en una causa que lleva cinco años. La mujer era obligada por la justicia a vincular al niño con el progenitor, sindicado como violento. Como la madre se oponía para preservar la salud física y mental del menor, la magistrada le quitó la tenencia.
Esta semana, se lleva a cabo el debate oral por las más de 40 denuncias que hizo la mujer contra el sujeto. Mientras tanto, se espera que la causa por Jano pase a la Cámara Civil para que revierta la injusta separación, que ya lleva 50 días.
Enjuició y condenó a sus proxenetas
El gobierno de los Estados Unidos eligió a la argentina Alika Kinan como “Heroína contra la trata de personas” porque, entre otras cuestiones, “en noviembre de 2016 colaboró para que sus proxenetas fueran condenados, y además es la primera vez en la historia del país que es condenado a indemnizar a una víctima de trata de personas por una demanda civil”.
El 30 de noviembre, el Tribunal Oral Federal de Ushuaia condenó a siete años de prisión a Pedro Montoya -dueño del cabaret en Tierra del Fuego- y a tres años a su esposa y la encargada del local.
El tribunal también hizo lugar a la demanda civil y el matrimonio Montoya y la Municipalidad de Ushuaia deberán pagarle 780 mil pesos a Alika, representada por Marcela Rodríguez, del Programa de Asesoramiento y Patrocinio a Víctimas del Delito de Trata de Personas de la Defensoría General de la Nación.