Son hoy los responsables del 54% de las transacciones. Los que más se animan son los que ya tienen un pie en el país o son proveedores de firmas petroleras.
Pese a que no llueven las inversiones, por lo menos más extranjeros están mirando con atención las empresas argentinas, que están baratas en comparación de sus pares en la región. Los primeros que se animan son los que ya tienen alguna vinculación con el país o pueden hacer algún tipo de sinergia con empresas locales y son inversiones pequeñas. El resto espera el resultado de las elecciones.
Según datos de Pwc Argentina, el 54% de las transacciones de fusiones y adquisiciones hasta mayo ha quedado en manos de extranjeros, sobre u$s 2100 millones en operaciones. Indica un avance respecto de 2016, cuando alcanzó el 38% de u$s 3500 millones. Y de 2015, cuando la intención de inversión extranjera era de apenas 35%, por u$s 940 millones.
“El cambio de escenario político, con una mayor previsibilidad y confianza y reglas de juego hace que los inversores extranjeros tengan un rol más preponderante”, dijo Ignacio Aquino, socio de Pwc. “Hoy lo que alerta a los vendedores es el impuesto a la venta de acciones para personas físicas, que está gravado en un 15%. En algunos casos puede llegar a ser un factor de falta de acuerdo entre comprador y vendedor”, agregó.
De momento, la mayoría de los inversores internacionales que se animan a invertir en Argentina avanzan desde una operación o filial en la plaza local.
“Hay una primera ola de inversores con una tolerancia al riesgo más alto, que creen que las condiciones están dadas: ven que las cosas están por hacerse y una tendencia positiva. Los más propensos a tomar riesgo están relacionados con argentinos o están operando en Argentina o son de países con vaivenes económicos”, dijo Mariano Sánchez, socio de KPMG, que observa una intensificación de los servicios que acompañan los procesos de inversión y el due diligence en los últimos cuatro meses.
“El resultado de las elecciones puede ser un disparador importante para el tipo de inversor que opera en mercados desarrollados o nunca estuvo en Argentina”, agregó.
Los sectores que más se desarrollan son energía, minería, agrobusiness, alimentos, construcción y farmacéutico.
El energético es el rubro que más responde a la inversión, debido a la licitación de energías renovables y porque en ese sector se combina la existencia de recursos, la necesidad de inversiones y la voluntad política. El de infraestructura está esperando los programas oficiales para activar las participaciones público-privadas (PPP).
Para Sergio Doller, socio de BDO, “los movimientos de inversiones no van sólo a las grandes empresas que ya ganaron las licitaciones, sino también hacia los proveedores de suministro que siguen a esas empresas por el mundo. Por ejemplo, los proveedores de maquinaria, explotación, trabajos geológicos. No son grandes inversiones pero son continuas y hay un número creciente de proveedores medianos a nivel global que de a poco están viniendo y, en otros casos, volviendo a Argentina”.
Estos proveedores se paran sobre estructuras de baja contingencia que ya existen en el país. “Les interesa sinergizar con una empresa argentina con la cual se pueden integrar con lo que hacen a nivel mundial”, dijo Doller. En tanto, el grueso de la inversión es en promedio menor a los u$s 10 millones.
La compra estratégica entre empresas se realiza para captar una porción mayor de mercado y expandirse, en tanto, los fondos de inversión internacionales, que de a poco están regresando a la Argentina para sondear operaciones, se quedan posicionados por tres a siete años hasta salir.
Hoy los activos argentinos están baratos por el historial de falta de regulación y precios distorsionados.
“Si bien el tipo de cambio está bajo, los extranjeros que están en Argentina y quieren expandirse aprovechan la capacidad instalada y los precios bajos en términos de Ebitda”, dijo Daniel Vardé, socio de Deloitte. En Argentina, se aplica un múltiplo sobre el Ebitda que está entre 5 y 7 para determinar el valor de la compañía descontando las contingencias, mientras que en la región es de 12.
“Las grandes barreras que plantean los extranjeros son el alto costo laboral, la alta conflictividad en ART y juicios laborales, el atraso cambiario y la caída del consumo y lo que le cuesta salir a la economía argentina. Sin embargo, ven que esto es transitorio, y se animan antes de las elecciones, porque ganan una porción de mercado y compran barato”, agregó Vardé. Otra de las razones para entrar a Argentina es usar al país de plataforma para desarrollarse en la región.