El demócrata Eric Schneiderman considera que el gobierno republicano es la principal amenaza para los ciudadanos.
El fiscal general de Nueva York ya era combativo con Donald Trump mucho antes de que el empresario se instalara hace un año en la Casa Blanca. Eric Schneiderman sabe, sin embargo, que la figura del presidente de Estados Unidos es prácticamente intocable. Así que optó por cambiar de estrategia y en lugar de atacarle directamente, trata de aplacar sus decisiones y acciones políticas.
El demócrata emprendió hasta la fecha un centenar de medidas legales y administrativas contra las decisiones del Gobierno de Trump o de los republicanos en el Congreso. La acción legal más reciente la inició contra la decisión de la agencia de las comunicaciones por la que revocaba las medidas adoptadas bajo la presidencia de Barack Obama para garantizar el acceso neutro a Internet.
Basta con remontar varios años atrás en la cuenta de Twitter del empresario para entender la dura confrontación que había entre ambos antes de que se iniciara la campaña a las presidenciales. Trump cita a Schneiderman en medio centenar de mensajes en los que le calificaba de “perdedor”, “corrupto”, “incompetente” y de ser un “chiste”. Llegó decir que era un adicto a la cocaína.
El fiscal nunca tuvo motivos para creer que Trump cambiaría al llegar a la Casa Blanca, ni que se volvería más presidencial tras jurar el cargo. “Tenía una expectación más realista”, comenta en una entrevista con The New York Times en referencia a sus ataques, “he visto su estrategia de tierra quemada”. Por eso se preparó para afrontar una presidencia que anticipaba movida.
Eric Schneiderman no está solo en su cruzada contra Donald Trump. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, que también fue fiscal general del Estado, no aprovecha la oportunidad para adoptar medidas que tratan de limitar las decisiones de los republicanos en Washington. El tridente opositor demócrata desde el Empire State lo completa el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio.
Coinciden en que los recortes presupuestarios, la reforma fiscal, el veto migratorio, la desregulación en el ámbito del medioambiente y el financiero o los ataques contra la reforma sanitaria son un peligro para los ciudadanos. “La mayor amenaza ahora mismo para los neoyorquinos es el gobierno federal y la estamos respondiendo”, afirma el fiscal en la entrevista con el Times,
Acciones legales
Schneiderman abrió a solo dos meses de las elecciones una investigación para determinar si las donaciones que la familia Trump realizaba a través de su fundación eran legítimas. Llegó a ordenar incluso el cese de las operaciones de la organización caritativa porque carecía del certificado adecuado. El fiscal también lideró un expediente por un caso de fraude en la Trump University.
Aquel caso se resolvió con un pacto al margen de los tribunales. Con el presidente en el Despacho Oval, empezó dando la batalla cuestionando su autoridad para cortar fondos a las ciudades santuario, desafió las prohibiciones de viajes y demandó la decisión de poner fin al programa que proteger de la deportación a jóvenes indocumentados que llegaron a EE UU cuando eran niños.
Schneiderman lideró también una demanda de 15 fiscales generales contra la agencia que en EE UU es responsable de la protección del medioambiente, por congelar durante un año las acciones en la lucha contra la contaminación atmosférica. La consideró una medida vital para proteger la salud de los neoyorquinos. Además retó la retirada de la cobertura sanitaria a los anticonceptivos.
Trama rusa
El fiscal cumple ahora siete años en el cargo. El pasado verano inició el proceso para presentarse a la reelección en noviembre de 2018. Negó que fuera a postularse para el cargo de gobernador. Eric Schneiderman está investigando en paralelo al antiguo jefe de campaña de Donald Trump por blanqueo de dinero. Paul Manafort es uno de los acusados en el marco de la trama rusa.
El demócrata dice tener un gran respeto por el trabajo que está realizando Robert Muller para aclarar el papel que jugó Rusia en las elecciones. Y aunque sigue todo el desenlace desde la distancia, deja claro que actuará si el presidente usa su poder para hacer descarrilar el proceso. “Haremos lo que haga falta para que se haga justicia”, afirma, “pero espero no tener que afrontar ese problema”.