Tras un 2017 en el que el déficit comercial marcó un récord y que fue complejo para los principales rubros exportadores, este año hay ramas de actividad que hoy gozan de mejores perspectivas para concretar negocios. Pero varios rubros enfrentan amenazas
Pese a todos los esfuerzos por avanzar con la “reinserción inteligente” de la Argentina en el mundo, la realidad es que el frente externo no viene generándole grandes alegrías al Gobierno.
El corolario se dio en 2017, luego de que la diferencia entre exportaciones e importaciones dejara un rojo histórico.
El déficit trepó hasta cerca de u$s8.500 millones. Esta cifra no sólo significó un cambio de tendencia abrupto respecto de la balanza positiva que se registró durante 2016 (u$s1.970 millones a favor), sino que implicó la consolidación de un récord negativo para la Argentina.
Una de las razones por las cuales se potenció este déficit se explicó por el muy pobre dinamismo de las exportaciones.
Según el INDEC, los envíos del “Made in Argentina” totalizaron poco más de u$s58.400 millones, lo que implicó un alza menor al 1% respecto de los niveles de 2016.
Las proyecciones para 2018 no prevén una reversión del rojo de la balanza, pero sí un leve repunte de las ventas al mundo.
Según el último relevamiento de FocusEconomics, que compila las estimaciones de bancos y consultoras, la previsión es que las exportaciones albicelestes trepen un 6% este año, contra importaciones que se expandirían a una tasa de más del 7%, dando como resultado un déficit comercial incluso más negativo, que rozaría los u$s10.000 millones.
Como una suerte de “semáforo” de los sectores más representativos del “Made in Argentina”, hay algunos rubros que hoy tienen las “luces verdes encendidas” para lo que resta del 2018.
Sin embargo, la realidad es que también hay varias ramas de actividad que enfrentan amenazas en el corto plazo.
Sector cárnico, en pleno despegue
Se perfila como uno de los sectores más dinámicos de la Argentina como generador de divisas, siendo el tercer complejo exportador más importante del país, con un share de casi 5%.
En 2017, los envíos al exterior de cortes vacunos superaron las 300.000 toneladas, lo que implicó un salto de casi 60% respecto de los niveles de 2015, cuando los frigoríficos todavía sufrían trabas para vender al mundo.
En términos de divisas, esta industria generó u$s1.284 millones, con el agregado de que el país volvió, tras seis años de ausencia, a ocupar un lugar en el top ten de los mayores exportadores a nivel global.
La novedad para este año es que en mayo estará plenamente vigente el acuerdo con el gobierno de China, que permitirá colocar en ese destino carne con hueso de alta calidad.
Cabe destacar que hasta antes de la firma de los protocolos, ese país solo compraba cortes congelados sin hueso de escaso valor.
Sobre este punto, el presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), Miguel Schiariti, aseguró que el mercado chino “no tiene techo” y que, gracias a la apertura, los embarques totales de carne vacuna crecerán un 35% en 2018.
Automotrices: prevén salto de más del 40%
Independientemente del boom de patentamientos que experimenta el sector, los directivos de terminales apuestan también a una fuerte recuperación de las ventas al mundo para este 2018.
El automotor es el segundo complejo exportador de la Argentina, con un share de más del 10% en el total nacional.
Desde ADEFA, la entidad que nuclea a las marcas que producen en el país, trazaron una proyección de 300.000 unidades colocadas en mercados externos, lo que implicaría –de concretarse- un salto del 43% con respecto a 2016.
Se trataría de una recuperación importante, pero es importante ponerla en perspectiva: no sería suficiente para equiparar los niveles de 2011, cuando las terminales despacharon más de medio millón de vehículos.
“La mejora que proyectamos en nuestros programas de viene impulsada por los importantes lanzamientos de productos nacionales. A ello se suma el impacto positivo de la recuperación de Brasil, tras años de intensa contracción, y la diversificación de los mercados de extrazona”, señaló Luis Fernando Peláez Gamboa, presidente de ADEFA.
En tanto, Alejandro Ovando, director de IES Consultores, afirmó que “las perspectivas para el año 2018 indican que podría tratarse del año de despegue de la industria, siempre teniendo como pilar la producción de pick-ups dentro de un marco expansivo de la demanda externa”.
Desde la consultora Radar, que dirige la economista Paula Español, coincidieron en señalar que el factor determinante será “la recuperación de Brasil”, pero advirtieron que “su impacto sería moderado en términos agregados”.
La razón es que la mayor generación de divisas quedará anulada por las fuertes importaciones, dado que desde el año pasado, 7 de cada 10 autos que se venden en el país son importados.
Esto llevó a que la balanza comercial sectorial haya cerrado 2017 con un déficit de u$s3.560 millones, más del doble que el período anterior.
Si bien podría haber una moderación del rojo, los expertos esperan que este año se mantenga en niveles muy elevados.
-Campo: 14 millones de toneladas menos
El sector agrícola es, definitivamente, el que tiene mayor influencia en el amperímetro del comercio exterior. Considerando el rubro cerealero y oleaginoso, es el primer complejo exportador, con un share del 45%.
El problema es que, en plena recta hacia la temporada alta de “agrodólares”, el factor climático está castigando a las zonas más productivas.
“Más de 13 millones de hectáreas implantadas con maíz, soja y girasol mantienen una condición de humedad entre regular y mala”, alertaron desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
“Los problemas climáticos hicieron reducir las estimaciones de rindes y producción durante las últimas semanas. Los precios, que podrían aumentar si se profundiza el mal resultado –sobre todo en soja-, no llegarían a compensar la baja de las cantidades exportadas”, agregaron desde la consultora Radar.
Según estimaciones de la Sociedad Rural Argentina (SRA), para esta campaña habrá cerca de 81 millones de toneladas de granos para comercializar en el exterior.
Considerando que el ciclo anterior se habían alcanzado las 95 millones de toneladas, esto implicaría una caída de más del 15% en volúmenes.
En términos de divisas, diversas cámaras sectoriales prevén que el valor de la cosecha se reduciría entre u$s4.000 y u$s5.000 millones.
-Minería: año de transición
Un informe de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) detalló que, pese a que el Gobierno bajó los derechos de exportación, el rubro minero no reaccionó de la manera esperada y se mantuvo estancado durante 2017.
De acuerdo con la consultora, con una presión tributaria aun elevada y costos en dólares que se movieron al alza, la Argentina quedó peor posicionada respecto de otros productores, como Chile y Perú, que compiten por inversiones.
En este contexto, desde Radar, señalaron que “la tendencia continuará siendo decreciente como consecuencia de que los principales proyectos mineros se encuentran en la fase declinante de su ciclo de producción” y que “las iniciativas nuevas de magnitud siguen en su mayoría frenados”.
El único segmento que muestra dinamismo entre los minerales metalíferos, según IES, es el litio, que exhibió aumentos en sus niveles de producción y exportaciones, de la mano de cuatro proyectos en marcha y otros siete en estudio.
El consenso es que este año no habrá que esperar un crecimiento notorio de las ventas al mundo, pero sí se prevén mejores perspectivas a mediano plazo, a medida que se activen las inversiones pactadas.
-Siderurgia, en alerta
Sumado el sector del aluminio, este complejo se ubica en el top 10 entre los principales exportadores de la Argentina.
La industria nacional del acero viene de cerrar un gran 2017 en el plano internacional: las ventas al mundo sumaron casi 650.000 toneladas, un 48% más que el período previo, por un valor de más de u$s620 millones.
Se trata de una actividad que está muy atada a la evolución del petróleo, dado que provee material para esa industria. Y el alza del precio internacional del crudo fue clave para su recuperación.
Hacia adelante, sin embargo, hay algunas luces rojas: desde Radar advirtieron que “existen riesgos” por la posible aplicación de aranceles y cuotas de importación por parte de Estados Unidos.
El presidente Trump, amparado en la potestad que tiene por considerar a los productos siderúrgicos de “interés nacional”, planea imponer barreras a su ingreso.
El objetivo sería detener el avance chino en ese mercado. Pero al no poder aplicar medidas exclusivamente a un país, entonces avanzaría con un “cerrojo” generalizado.
Así, afectaría a la Argentina, que despacha a ese mercado más de 200.000 toneladas anuales, volumen explicado mayomente por tubos de acero sin costura para la industria del petróleo.
La Casa Blanca deberá expedirse antes de mediados de abril, pero en las empresas nacionales que tienen a EE.UU. entre sus principales destinos, como Tenaris, la preocupación está en aumento.