En un almuerzo en Madero Tango, franceses y argentinos celebraron el último martes lo que será una primicia mundial: la creación del primer trigo transgénico; esta vez, nacido y desarrollado en Argentina. Cuentan que Monsanto lo intentó sin éxito en 2004.
El nuevo trigo estará en el mercado en 2016, con el impulso de una inversión de US$10 millones y luego de haber pasado las etapas regulatorias y de pruebas. El hallazgo del gen estuvo a cargo de un equipo liderado por la bióloga molecular Raquel Chan, del CONICET y la Universidad Nacional del Litoral. Los científicos aislaron uno de los 50.000 genes de la estructura del girasol, el HAHB4, que ayuda a la planta a resistir la escasez de agua; y lo introdujeron en el trigo, además del maíz y la soja. Los derechos de explotación del HAHB4, patentado para beneficio de la Universidad y del CONICET, fueron cedidos por 20 años a Bioceres, propiedad de más de 230 productores agropecuarios. Federico Trucco, presidente de la firma, destacó que a diferencia de otros transgénicos el modelo con trigo es bien distinto: “le da un gran potencial al cereal y está pensando para producir más alimento”. Asociados con la francesa Florimond Desprez, crearon Trigall Genetics, para comercializarlo a nivel global. Según Gustavo Grobocopatel, fundador de Bioceres, este gran salto es fruto de la interacción del Estado, la Universidad y los privados, y permitirá expandir la frontera agrícola con el trigo. Entre tanto, Man Mohan Kohli, asesor en trigo de Bioceres, con partida de nacimiento en la India y discípulo del genial Norman Borlaug, quien revolucionó la agricultura con los llamados “trigos enanos” para México, emprendió una gira por Irán y Turquía buscando más material genético del cereal.