Así lo indicó el infectólogo Gonzalo Corral en la 99.9 advirtiendo además que hay que evaluar el “riesgo-beneficio de que esa persona mayor de 60 años sea vacunada porque los efectos secundarios pueden ser muy graves”, puntualizó.
La muerte de dos argentinos afectados por fiebre amarilla generó un verdadero debate sobre la vacunación luego de los 60 años y cuáles son los riesgos que se afrontan. El infectólogo Gonzalo Corral habló al respecto en la 99.9 remontandose al proceso que ha tenido esta enfermedad en territorio brasilero.
“Esto empezó hace tiempo. La región de las Américas, particularmente Brasil en el último verano está sufriendo una epidemia de fiebre amarilla y esto lleva a tomar medidas para evitar la transmisión de la enfermedad. El problema principal tiene que ver con que el mosquito que contagia y se establece en un lugar de gran densidad de población”, indicó inicialmente.
Entre las múltiples medidas que se pueden tomar está la vacuna, pero el especialista destacó que no es la única: “para cortar ese ciclo de la enfermedad hay medidas como la erradicación del mosquito, la protección personal de las personas con repelentes y por último, la vacuna. Es segura y eficaz, pero particularmente hay ciertos grupos de riesgo que pueden desarrollar complicaciones”, dijo.
El grupo de personas mayores de 60 años es el que presenta mayores inconvenientes y dependerá del análisis con cada profesional, la necesidad de darse o no la dosis: “las personas mayores de 60 años forman parte de esos grupos de riesgo. Hay que establecer el riesgo-beneficio de una persona con esa edad que nunca estuvo inmunizada contra la fiebre amarilla. El riesgo tiene que ver con la mayor posibilidad de un efecto colateral de la vacuna”, explicó Corral.
Que el problema haya avanzado de tal manera, es una mezcla de factores también que incluyen la política sanitaria: “es una cadena de responsabilidades donde la política sanitaria cumple un rol importante, pero también lo tiene la concientización de la población para saber que si deja recipientes con agua pueden dejar huevos los mosquitos y proliferar”, puntualizó.
Sobre los efectos colaterales de la aplicación de la vacuna en grupos de riesgo, el infectólogo agregó que “la vacuna tiene, como cualquier producto farmacéutico, pasa por la fase de investigación más precoz se estudian los efectos colaterales, la seguridad. Lo que se dio es que en los mayores de 60 años, los efectos colaterales graves relacionados con la vacuna tienen una mayor posibilidad de desarrollarse. Estos efectos son el 0,5% por cada 100.000 aplicaciones. No se sabe bien porque sucede esto, pero puede ser por el sistema inmunitario”.
Es peligroso dar la vacuna también, pero corresponde a un análisis que se debe hacer con el profesional: “los efectos laterales son graves porque se pueden producir encefalitis, meningo-encefalitis y puede llegar a generar una enfermedad vicerotrófica que es muy similar a lo que genera la propia fiebre amarilla”, finalizó.