Ante la escasez de materia prima en el mercado interno, las plantas que producen harinas y aceites salieron en busca de granos en el exterior. Expertos aseguran que a lo largo del año, las compras podrían alcanzar las 2 millones de toneladas.
A mediados de abril, la noticia conmocionó al sector sojero argentino: por primera vez en 20 años, se importó una cantidad considerable de porotos de origen estadounidense.
En un comienzo, el Departamento de Agricultura de EE.UU. comunicó a través de su sistema diario de informes de ventas de exportación que 120.000 toneladas de soja de ese país habían sido compradas por la nacional Vicentín.
Luego, siguieron otras tres operaciones, hasta totalizar un volumen que asciende a 590.000 toneladas.
La razón es la falta de mercadería en el mercado interno, que complica a las plantas que producen harina y aceite. Cabe destacar que los problemas hídricos provocaron un derrumbe de casi 17 millones de toneladas de soja respecto de las previsiones iniciales de cosecha.
Según el experto en agronegocios Salvador Di Stéfano, el escenario de escasez de mercadería fue lo que terminó exacerbando el comportamiento especulativo por parte de los productores, que se tradujo en un salto de la cotización de la oleaginosa que pocos en la industria aceitera tenían en sus cálculos previos.
Así, la fuerte brecha entre la cotización local y la del exterior es la que, justamente, está permitiendo traer por barco materia prima desde el país del Norte, para luego reexportar lo procesado y que el negocio siga siendo rentable.
Cabe destacar que la Argentina es el principal exportador mundial de harina de soja (un commodity fundamental que se utiliza para alimentar animales y permitir convertir proteína vegetal en animal) y también de aceite.
Por eso, ante la necesidad de contar con más porotos, las importaciones provenientes de EE.UU. no se detendrían en las operaciones realizadas en abril.
Sucede que Paraguay -proveedor habitual de la Argentina en épocas de escasez- este año podría aportar no más de 2 millones de toneladas en lo que resta del año, una cifra que estaría lejos de compensar las pérdidas por la sequía.
Así las cosas, todo indica que las aceiteras locales seguirán buscando abastecerse con más granos producidos en tierras donde gobierna Donald Trump.
Esto es posible porque existe un régimen llamado “admisión temporaria”, que permite importar soja sin el pago de aranceles para luego reexportar la mercadería con valor agregado.
Desde la consultora internacional especializada en comercio agrícola, Baize & Associates, estimaron que las multinacionales que operan en la Argentina comprarán hasta un millón de toneladas de origen estadounidense.
Sin embargo, fuentes que siguieron de cerca la operación de compra de Vicentin, adelantaron a iProfesional que “va a haber más importaciones y se van a sumar más empresas”.
No descartaron, incluso, que se superen las dos millones de toneladas. Todo dependerá de cómo se muevan los precios en el mercado local y en el plano internacional.