Según un estudio, cuando se producen los más agudos son más mortales en los meses de invierno.
Es más probable que los ataques al corazón terminen con la vida de las personas que los sufren cuando se producen durante el invierno que cuando son en verano, según una nueva investigación presentada en la Conferencia de la Sociedad Cardiovascular Británica, que se celebra en Manchester, recogida por EP.
Cardiólogos de la Clínica General de Leeds, en Reino Unido, compararon información de 4.056 personas que recibieron tratamiento para un ataque cardiaco en cuatro años separados, y descubrieron que los ataques cardiacos más severos fueron más mortales en los seis meses más fríos, en comparación con los más cálidos.
El número total de ataques al corazón fue aproximadamente el mismo en la mitad más fría del año, en comparación con los meses más cálidos (52 por ciento entre noviembre y abril), y los ataques cardiacos más graves provocaron un paro cardiaco y ‘shock’ cardiogénico. El riesgo de morir dentro de los 30 días de un ataque cardiaco severo fue casi un 50 por ciento más alto en los seis meses más fríos, en comparación con los seis meses más cálidos (28 por ciento frente a 20 por ciento).
El paro cardiaco ocurre cuando el corazón deja de bombear sangre por todo el cuerpo, mientras que el ‘shock’ cardiogénico se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo. Ambas afecciones a menudo son causadas por un ataque cardiaco severo, pero no todas las personas que tienen un ataque al corazón sufren un paro cardiaco o ‘shock’ cardiogénico. En Reino Unido, una persona va al hospital con un ataque cardiaco cada tres minutos y solo siete de cada diez personas sobreviven. El director de la investigación, Arvin Krishnamurthy, de Leeds, señala: «No existe una razón física por la que un ataque cardiaco, incluso el más grave, sea más mortal en invierno que en verano, así que debemos investigar más para encontrar la causa de esta diferencia y remediarla. El siguiente paso es averiguar si esta tendencia se ve a nivel nacional». «Las posibles explicaciones podrían incluir mayor tiempo de tratamiento, hospitalización prolongada y retrasos en el alta, y una mayor prevalencia de infecciones asociadas al invierno, que en los pacientes más enfermos podría ser potencialmente letal. Se justifica la necesidad de otros estudios que cuestionen la asociación entre el momento del ingreso y los resultados, especialmente en los pacientes más enfermos y más vulnerables», añade.
El profesor Metin Avkiran, director médico asociado de la Fundación Británica del Corazón, apunta: «Obviamente, no puedes elegir cuándo tienes un ataque cardiaco mayor, pero no debería tener un impacto en tus posibilidades de sobrevivir. Es vital que llevemos a cabo más investigaciones para descubrir por qué existen estas diferencias, así como también continuar haciendo todo lo posible para evitar que las personas sufran ataques al corazón».
Y concluye: «A pesar de que hemos logrado grandes avances en los últimos 50 años, debemos financiar urgentemente más investigaciones para seguir reduciendo el número de ataques cardiacos y garantizar que más personas puedan vivir vidas completas incluso después de un ataque al corazón».