Promovió la inmigración y durante su gobierno el país modernizó la ganadería y desarrolló industrias.
Por Roberto Azaretto – Miembro de número de la Academia Argentina de la Historia
En historia no hay que analizar los hechos del pasado con los valores del presente, ni juzgar, si comprender. Calificar como genocida a Roca es banalizar la palabra y muestra una supina ignorancia sobre el problema de la frontera.
Roca es el constructor del Estado argentino. No solo le debemos la ocupación del espacio, con el avance sobre los territorios al sur de la ruta ocho y del Chaco y la presencia en la Antártida, sino también la extensión de los ferrocarriles, entre ellos el que llegó a Mendoza, puertos, obras sanitarias, hospitales, miles de escuelas, obras de riego.
Roca promovió la ley 1420 que en poco tiempo terminó con el analfabetismo. Logró en su primera presidencia que Chile reconociera a la Cordillera de los Andes como límite y en la segunda la solución pacífica del conflicto por los estrechos. Fue el que dotó al país de la primera flota de mar y modernizó el ejército con la escuela superior de guerra y el servicio militar.
Roca en su segunda presidencia encargó a Bialet Massé el primer estudio sobre la situación de los trabajadores argentinos, que dio lugar, a la propuesta del Código del Trabajo enviado al Congreso en 1904, más avanzado que la legislación social posterior, e incluso, del peronismo. Fundó la primera Caja de Jubilaciones para los empleados estatales.
Intentó reformar la educación secundaria para convertir parte de los bachilleratos en escuelas industriales, agrícolas y comerciales. Quiso otorgar la ciudadanía a los inmigrantes arraigados en el país, con hijos o propiedades en este suelo y designó, en su segunda presidencia, a dos hijos de inmigrantes como ministros, Pablo Ricchieri y Osvaldo Magnasco.
Inició la diplomacia presidencial con la reunión en el estrecho de Magallanes con el presidente chileno Errázuriz y el intercambio de visitas con el presidente del Brasil, Campos Salles.
Promovió la inmigración y durante su gobierno el país modernizó la ganadería, desarrolló la industria frigorífica, la vitivinicultura y la azucarera, los primeros talleres metalúrgicos y se expandió la agricultura.
Siempre estuvo contra los golpes y revoluciones y la conquista del desierto fue el resultado de un plan por él meditado pero debatido y aprobado en el Congreso Nacional.
El problema de la frontera sur se agudizó cuando oficiales realistas de Chile se aliaron con las tribus araucanas que atacaban pueblos de Buenos Aires al grito de viva Fernando VII. A partir de allí se montó un negocio de robo de ganado para vender en Chile junto con los cautivos.
En sesenta años hubo más de 5 mil muertos en las tropas del gobierno y unos 10 mil entre los indios. En la campaña de Roca las tribus sufrieron unas mil doscientas bajas.
En la campaña de Juan Manuel de Rosas fueron tres mil, porque don Juan Manuel dio la orden de fusilar a los indios chilenos prisioneros.