Los cuadernos de Oscar Centeno —o, para ser precisos, las copias de los mismos— entregados al periodista del diario La Nación Diego Cabot por el amigo de Centeno Jorge Bacigalupo, revelan lo que ya era un secreto a voces: el mecanismo de recaudación ilegal en la obra pública nacional, manejado y coordinado por Julio De Vido a través de sus secretarios Roberto Baratta y José López. Bacigalupo decidió tomar este camino de entregar los cuadernos luego de haberlos guardado por un tiempo, haberse notificado de la importancia del material en custodia, y de la lectura del libro de Cabot y Francisco Olivera “Hablen con Julio”, en el que, con los elementos disponibles, se relata, aún sin el contenido de los cuadernos, la naturaleza del mecanismo de retornos.
Tanto era un secreto a voces la maniobra, que Roberto Lavagna fue echado por Néstor Kirchner luego de señalar en el aniversario de la Cámara de la Construcción (año 2005) que era necesario terminar con la cartelización y los sobreprecios en obra pública; Lavagna agregó que existían denuncias en ese aspecto tanto en Defensa de la Competencia como en el Banco Mundial. Kirchner elogió a los empresarios, echó a Lavagna, y designó a Felisa Micheli como ministra de Economía, hasta que esta salió eyectada del sillón por habérsele encontrado un sobre de papel marrón con 31.670 dólares y 100.000 pesos en 2012. Socia menor, sin dudas, en vistas de la evidencia actual.
Los empresarios de todos los sectores han hablado entre ellos por décadas de estos temas como algo cotidiano, inabordable, imposible de cambiar, y convencidos, luego del caso Skanska, de que nadie iría preso jamás. El punto de quiebre es este -como quizá no haya otro-, porque además se llegó a un acuerdo para acceder a las confesiones de los empresarios condenados en el Lava Jato brasilero, lo que permitirá acceder a la cadena de coimas en Argentina de obras en las que intervino Odebrecht.
Juan Carlos Goycochea, exgerente de la española Isolux, pidió acogerse a la figura de testigo protegido, cuestión que se le ha autorizado. No habló de coimas sino de que Julio de Vido exigía dinero para las campañas, y negó que los montos tengan que ver con lo que se habla en los medios. Isolux había desvinculado el año pasado a Goycochea luego de una auditoría interna.
Tanto el juez Bonadío como el fiscal Stornelli dicen que para justificar lo actuado no hacen falta los cuadernos originales que Centeno, momentos antes de recibir la condición de testigo protegido, reconoció haber quemado. La procuración de la causa lleva meses y tiene un doble cruce de comprobaciones: las que hizo Cabot y las que ordenó el juzgado, llevadas a cabo por un núcleo pequeño de federales que no podían comunicarse ni por Whatsapp ni por mail; sólo apuntes. Paradójicamente, en la era de la comunicación electrónica, toda la historia está escrita en lápiz y papel.