El sueño de la casa que terminó en una millonaria estafa

La Justicia sospecha que una empresa de viviendas prefabricadas montó una importante maniobra delictiva. Hay cuatro detenidos. El presunto líder, aún prófugo, tiene un prontuario notable, con condenas en Argentina y en Estados Unidos. También buscan a una mujer.

Otra vez, el sueño trocó en desencanto. En una larga pesadilla judicial en busca de que alguien les devuelva no sólo la ilusión, sino lo material: las grandes cantidades de billetes que tuvieron que desembolsar tiempo atrás.
Hay denunciantes que aseguran haber pagado 100 mil pesos. Otros, 200 mil. E incluso un matrimonio de Mar del Plata que giró un millón de pesos con la idea de instalar un complejo de cabañas. Hay al menos 20 presuntos estafados, lo que da la idea de que el monto total alcanza una cifra mucho más que importante.
“Viviendas Diamante” fue la marca que durante meses atrapó la esperanza de este grupo de personas que buscaron allí un techo: viviendas y cabañas prefabricadas a las que llegaban tras un adelanto económico.
Dinero que aparecía y obras que se esfumaban, según entiende el fiscal Rubén Caro, quien ayer temprano ordenó una serie de operativos que culminaron con la detención de cuatro sospechosos y la orden de captura internacional contra otros dos prófugos.
Entre estos últimos figura el presunto líder de esta firma, Ariel Walter Schneir, quien en Córdoba decía ser “Ariel González”. Haber ocultado su real identidad tenía una lógica: su prontuario aparece demasiado pronto en una simple búsqueda de Google.
Es que Schneir fue noticia nacional e internacional por otra estafa multimillonaria que se produjo en los últimos cinco años de la década de 1990. Con centro en la ciudad de Mar del Plata, según los registros de aquella época, creó la concesionaria Latic SA, firma que fue cambiando de denominaciones mientras iba dejando un tendal de ahorristas estafados: Cilat SA, Latic Exclusivos SA y Latic Company SA.
Lejos de preocuparse por las denuncias que comenzaban a llegar, el grupo abrió sucursales en Capital Federal, Dolores, Necochea y Tucumán.
La maniobra descripta por la Justicia apunta que con un capital inicial de 12 mil pesos la firma llegó a la quiebra con más de 16 millones de pesos. ¿Qué hizo? Logró créditos financieros, compró un lote de varios autos de alta gama cero kilómetros y a cada vehículo lo vendió a varios ahorristas al mismo tiempo.
Cuando estos terminaban de pagar y querían buscar su rodado nuevo, se topaban con que estaba prendado y no podían transferirlo.
En el medio, Schneir y quien era su pareja viajaron a Miami, Estados Unidos, donde también él terminó involucrado en un caso de estafa que le valió 33 meses de prisión. Al quedar en libertad, en abril de 2002, lo llevaron directo al aeropuerto para tomar un vuelo hacia Argentina, donde la Justicia de Mar del Plata lo esperaba.
Fue condenado en 2005 a cinco años de prisión y ocho años de inhabilitación para ejercer el comercio por los delitos de “quiebra fraudulenta y cooperación en la quiebra fraudulenta de una sociedad comercial o persona jurídica que ejerza el comercio” con “defraudación por administración fraudulenta, estafa, defraudación por desbaratamiento de derechos acordados y falsificación de instrumento público”. La pena fue apelada y ratificada en 2010.
Ahora, ocho años después, vuelve a ser noticia. Su casa en un barrio cerrado de Villa Allende fue allanada ayer temprano, pero ya no estaba allí.
Junto a Ana María Infante son los dos prófugos por el presunto delito de estafas reiteradas a los que el fiscal Caro les dictó una orden de captura internacional.
Los otros cuatro detenidos e imputados son Micaela Trisi, Manuel Heredia, Juan José Peritore y Franco Ariel Beas, según indicaron fuentes judiciales.
Hay al menos 20 denuncias de vecinos de la ciudad de Córdoba, de localidades del interior y de otras provincias. Dicen haber pagado por casas o cabañas prefabricadas que nunca vieron.
El 20 de julio último, un grupo de los denunciantes realizó una protesta pública para dar a conocer lo que sucedía en torno a la firma Viviendas Dorado, con sede en barrio Güemes, que ahora había cambiado su denominación a Viviendas Cabaña.
Tras aquel episodio, desde la página en Facebook de esta empresa se atacó al matrimonio de jubilados que habían realizado la primera denuncia, a los que se señaló como “estafadores”.
Ayer, los detectives de la división Delitos Económicos y el fiscal Caro pusieron en evidencia que se sospecha que los reales estafadores serían otros.