Los lugares donde viven los ricos y los pobres en Estados Unidos (y cómo impacta en sus vidas)

El lugar donde uno vive en Estados Unidos tiene un gran impacto en las posibilidades de disfrutar de una vida larga y próspera.

De hecho, las comunidades en las que viven los estadounidenses pueden tener un impacto similar en las oportunidades de las que dispondrán en la vida como sus logros educativos o el nivel socioeconómico de sus familias.
Esto queda claro cuando se observan algunas diferencias clave entre ciudades que se encuentran en los extremos de riqueza y pobreza. Un buen ejemplo son el condado de San Francisco, en California, y el condado de Wayne, en Michigan, que incluye a Detroit:
En San Francisco, el 82% de los trabajadores de entre 25 y 54 años tienen empleo, en comparación con el 68% en Detroit.
La tasa de pobreza en San Francisco es del 12,5%, la mitad que en Detroit.
Los residentes de San Francisco disfrutan de una esperanza de vida de 82 años. La de los de Detroit es de 75.
Tomando en cuenta factores como el ingreso por hogar, tasas de pobreza y esperanza de vida, The Hamilton Projec,t de la organización Brookings Institution, desarrolló un “índice de vitalidad”.
En él se puede explorar, a nivel de condados, por qué algunos lugares prosperan mientras otros tienen dificultades.

Noreste vs. sudoeste

Desde la década de 1980, el noreste de EE.UU., la región que se extiende desde Maryland hasta Maine y que incluye ciudades como Nueva York y Boston, mantiene su liderazgo sobre el resto del país.
La costa del Pacífico, especialmente alrededor de San Francisco, también tiene su porción de prosperidad.
Los residentes del condado de Orange, una zona próspera de California, cuentan con un ingreso familiar promedio anual de US$78.150, una tasa de pobreza del 8% y una esperanza de vida de más de 83 años.
Por el contrario, las regiones de bajos ingresos de Estados Unidos, como el sur y el sudoeste, se han quedado atrás.
En Nueva Orleans, los residentes tienen un ingreso medio familiar anual de US$37.500, una tasa de pobreza del 26% y una expectativa de vida por debajo de los 76 años.
Estas diferencias han persistido a lo largo de las décadas.
Los condados que tuvieron problemas en 1980 en general los siguen teniendo ahora y la mayoría de los condados que eran prósperos en 1980 todavía lo son.
Esto contrasta marcadamente con períodos anteriores de la historia de Estados Unidos, cuando los lugares con más dificultades tendían a alcanzar a los lugares más exitosos y las brechas de ingresos se acortaban.
También es cierto que algunos lugares que previamente funcionaban bien perdieron esa bonanza.
La relativa prosperidad del Rust Belt, la región industrial del medio oeste del país, se redujo a medida que cayeron los empleos industriales, aunque desde entonces ha mostrado algo de recuperación.

¿Qué explica estas diferencias?

El nivel educativo es uno de los indicadores más importantes sobre la vitalidad de un área.
Los lugares con bajas tasas de finalización de la escuela secundaria y estudios universitarios tienden a tener mayores dificultades.
Por ejemplo, en Detroit solo el 30% de los residentes tiene educación universitaria, en comparación con el 55% en San Francisco.
Las comunidades rurales también tienden a registrar puntuación notablemente más bajas, con la excepción de las áreas que están involucradas en la producción de petróleo y gas, como el condado de Williams, en Dakota del Norte.

Otros patrones en el índice de vitalidad incluyen:

Ciudades costeras como Nueva York y Seattle experimentaron mejoras, mientras que gran parte del centro-oeste y el sur de Estados Unidos tuvo problemas.
Los condados con empleos concentrados en una sola industria en 1980 tuvieron malos resultados, ya que pueden haber sido más vulnerables a las crisis.
Los condados con alto empleo en manufactura en 1980, como Cleveland, experimentaron abruptas caídas.

Discriminación racial

Muchas de las áreas más desfavorecidas son también aquellas donde suelen vivir más personas negras.
Una larga historia de segregación racial, desigualdades educativas y tasas de encarcelamiento desproporcionadamente altas han jugado un papel en estas diferencias geográficas, sugiere la investigación.
La violencia organizada contra las comunidades negras que tuvo lugar en el sur y en otros sitios, y la “delimitación” sistemática de los barrios negros como inseguros para los préstamos hipotecarios son ejemplos de las acciones y políticas deliberadas que jugaron un papel en esta situación.
Algunos lugares en el sureste de EE.UU. tienen algunos de los índices de pobreza más altos del país. Por ejemplo, en Jackson, Mississippi, hay una tasa de pobreza del 25%.
La falta de acceso a escuelas de alto rendimiento puede ser una causa de las oportunidades limitadas para obtener logros educativos. A su vez, esto puede disminuir las oportunidades laborales y profesionales.
Si bien hay algunos lugares en Estados Unidos, principalmente en el norte y el oeste, que han ofrecido con éxito mayores oportunidades económicas a los niños negros, estos son generalmente la excepción y no la regla.
Estas disparidades económicas y geográficas no se limitan a los estadounidenses negros. En los vecindarios con más del 40% de índices de pobreza, el 29% de los residentes son hispanos, en comparación con el 17% de los residentes en todo el país.
Los residentes de estas áreas se enfrentan a una serie de desafíos: mercados laborales débiles, inversiones limitadas y pocos emprendedores.
Las opciones para enfrentar estos problemas pueden incluir mejorar el acceso a la educación superior, subsidios a trabajos específicos y apoyo financiero para los Estados con dificultades.
A menos que se aborden estos problemas, las áreas con dificultades pueden continuar rezagadas detrás de las comunidades más prósperas.
Apoyar a los millones de negros, blancos y otros estadounidenses que viven en lugares difíciles es un desafío al que se enfrentan los legisladores del país.