En el más optmista de los futuros, podría ser un camino a reducir las emisiones contaminantes de los motores a combustión.
Investigadores del MIT crearon el primer aeroplano que no requiere de partes móviles. El ingenio pesa apenas unos 2,45 kilogramos y no emplea ni una hélice ni una turbina como método de propulsión, sino que utiliza la electricidad de forma directa.
El sistema utiliza alto voltaje para que unos impulsores generen iones en el aire alrededor de dos electrodos. El campo eléctrico creado lanza los iones desde un electrodo más pequeño a otro más grande. Cuando estas moléculas chocan con las moléculas normales del aire crean un viento iónico que impulsa al aeroplano hacia adelante.
La importancia de este desarrollo solo podrá comprobarse en el futuro. Si la tecnología puede llevarse a otras escalas podría significar el fin de las emisiones contaminantes producidas por los motores de combustión. Claro, en el más optimista de los escenarios.
El concepto que ha dado vida a este sistema de propulsión existe desde 1960, pero hasta ahora no se había logrado crear suficiente impulso para sostener siquiera al más pequeño modelo.
Otra opción es implementarlo como un sistema complementario. Si se instala en la superficie de un avión podría ayudar a reenergizar el aire que viaja a través del mismo. Actualmente ese flujo de aire termina en la parte posterior del avión a menor velocidad y como consecuencia reduce el avance del aeroplano.
Como han señalado desde el MIT, los sistema de propulsión convencionales llevan 100 años de desarrollo. En cambio, esta nueva tecnología tiene apenas unos pocos años de investigación y trabajo (aproximadamente desde 2009, cuando comenzó a tomársela como una opción válida).