El planeta se calienta. Los científicos climáticos llevan años alertando del incremento de las temperaturas globales y del aumento del riesgo de catástrofes naturales causados por las emisiones de gases de efecto invernadero liberadas por el ser humano.
El recién terminado 2015 quedará marcado en la Historia como el año en el que se firmó el Acuerdo de París que permitirá limitar ese aumento de la temperatura y evitar así las peores consecuencias del cambio climático. Pero también quedará en los anales por haber batido, con mucha diferencia, el récord del año más cálido de todo el registro histórico.
El dato, publicado ayer por la NASA y la Administración para el Océano y la Atmósfera de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés) junto con la agencia meteorológica británica (Met Office), se suma al anterior récord del pasado 2014, que ya se situó como el año más caluroso a escala global desde que se comenzaron a tomar registros globales en 1880 superando la media del pasado siglo en 0,74ºC. Si 2014 ya confirmó una tendencia de calentamiento en la que nueve de los 10 años más cálidos de la serie histórica habían ocurrido después del inicio del siglo XXI. El nuevo récord sitúa los 15 años ocurridos después del 2000 entre los 16 más calurosos de la lista. Sólo 1998 se cuela en el sexto lugar del ranking. Los científicos señalan que, aunque la tendencia se aprecia desde el comienzo de la industrialización, la mayor parte del calentamiento -como puede apreciarse en el gráfico que acompaña esta página- ha ocurrido en los últimos 35 años.
El registro de 2015 no sólo ha superado el anterior récord, lo ha pulverizado. El dato ha rebasado la marca de 2014 en 0,16ºC, y dejando el incremento en 0,9ºC sobre la media del siglo XX, lo que supone un enorme salto tratándose de registros globales que sólo tiene un precedente similar en el salto entre 1997 y 1998, cuando la diferencia fue de 0,12ºC. De hecho, la nueva medición sitúa por primera vez el aumento de la temperatura media global en 1ºC de incremento sobre la temperatura de los últimos 20 años del siglo XIX. «Los tres métodos utilizados por la NOAA, la NASA y el Met Office coinciden en 2015 y muestran, por primera vez, un incremento de 1ºC sobre los niveles preindustriales», explicó ayer Gavin A. Schmidt, director del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, en una teleconferencia de prensa. De hecho, el listón simbólico de un grado centígrado es considerado ya por algunos científicos (como el ex climatólogo de la NASA James Hansen) como el inicio de un cambio climático «incontrolado y peligroso», con episodios cada vez más frecuentes de clima extremo.
El pasado mes de diciembre, los 195 países presentes en la Cumbre del Clima de París firmaron en el histórico Acuerdo de París un compromiso mundial por «mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los 2 grados con respecto a los niveles preindustriales y perseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5 grados», cita el documento. Tras el acuerdo, hubo reacciones tanto de júbilo, como de decepción por la inconcreción del texto. Pero quizá el presidente de EEUU, Barack Obama, fue quien mejor valoró el esfuerzo diplomático y sus consecuencias para el futuro tras reconocer que el acuerdo no es perfecto: «Es la mejor oportunidad que tenemos de salvar el único planeta que tenemos», dijo tras el cierre de la cumbre internacional.
Algunos investigadores ya han dado la voz de alarma para que se cumplan cuanto antes los acuerdos firmados en París el pasado mes de diciembre para cambiar el modelo energético hacia uno más sostenible y que permita limitar el aumento de temperatura global dentro de los límites que lo harían menos catastrófico. «Para tener alguna oportunidad de alcanzar el objetivo de un límite de 2ºC en el aumento de la temperatura global en 2100, los países necesitan establecer planes para la descarbonización total en el año 2050», explicó el director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, Hans Joachim Shellnhuber, en una rueda de prensa ofrecida durante la reunión de París.
«El cambio climático es el desafío de nuestra generación», dijo ayer el administrador de la NASA, Charles Bolden. Aunque se trate del registro más elevado entre los 136 años de los que se tienen datos globales, el récord de 2015 es sólo un dato más dentro de la serie histórica de temperaturas y podría pensarse que puede haberse debido a la propia variabilidad meteorológica. Sin embargo, los investigadores que han analizado los registros, tanto de la Met Office como de NASA y NOAA, explicaron ayer las causas de este año caluroso. «Las elevadas temperaturas globales no se pueden explicar solamente por que estamos en un año dominado por el fenómeno de El Niño», aseguró Thomas R. Karl, director del Centro Nacional para Información Medioambiental de la NOAA. «El dato se explica mejor dentro de una tendencia de temperaturas en las últimas cuatro o cinco décadas que ha interactuado con El Niño más fuerte de los últimos años. Aunque probablemente también se hubiera batido el récord sin la influencia de este fenómeno del Pacífico», dijo Karl.
Además, según Met Office, la virulencia de El Niño de esta temporada tendrá una influencia también el año que acaba de comenzar. La agencia británica opina que la temperatura media del planeta subirá aún más en 2016, superando previsiblemente a 2015 como el año más caluroso de la reciente historia.
En su informe sobre las anomalías climáticas del año pasado, la NOAA destaca algunos de los acontecimientos más llamativos y los récords superados durante los últimos 12 meses, y España no ha escapado del azote de las temperaturas. El continente europeo ha padecido en su conjunto el segundo año más cálido del registro, tras 2014. Pero a nivel nacional, el informe señala a España y Finlandia como países que han sufrido el año más cálido del registro, mientras que para Austria y Alemania ha sido el segundo y para Francia el tercero con los mercurios más elevados.
Pero también ha afectado a otros continentes y regiones. Asia y Sudamérica han visto como el anterior récord de temperaturas quedaba pulverizado. Y el océano Pacífico ha estado durante 2015 más caliente que nunca antes, desde que se comenzaron a tomar registros.
No obstante, no todo el planeta ha sufrido el calentamiento por igual. Mientras las altas temperaturas batía récords por todo el globo, la Antártida y el norte del océano Atlántico y sur de Groenlandia padecían un enfriamiento, «una anomalía de frío persistente», según la NOAA, que dejaba estas regiones alrededor de 1ºC por debajo de la media del periodo 1951-1980. «Puede tener una explicación en la influencia de la circulación termohalina del Atlántico y en la fusión del hielo de los glaciares de Groenlandia. La combinación de ambas puede ser la principal explicación», explicó Thomas Karl. Sin embargo, estas situaciones no han podido corregir la tendencia que ha padecido el resto del planeta. «En 2015, todos los meses, excepto enero y abril, han superado el récord anterior para ese mes a escala global», dijo Schmidt. «Pero desde octubre la diferencia entre el récord anterior y el de 2015 ha sido brutal», sentenció el investigador de la NASA.
A tiempo de evitar las peores consecuencias
El pasado mes de diciembre se firmaba en París el acuerdo que promete cambiar la actual tendencia de calentamiento que sufre el planeta. Los 195 gobiernos presentes en la pasada Cumbre del Clima se comprometieron a alcanzar el techo de emisiones de gases invernadero «lo antes posible» y a no superar los 2ºC de aumento para el año 2100, mientras que se trabaja para que finalmente no se superen ni siquiera en 1,5ºC. Sin embargo, los datos revelados ayer por los científicos dejan el registro ya en 1ºC por encima de los niveles preindustriales. Y el texto aún debe ser ratificado por todos los países la próxima primavera y no entrará en vigor hasta 2020. «Los 2ºC o la mención al límite de 1,5ºC de aumento de temperatura son números mágicos», dijo ayer Thomas A. Karl, director del Centro Nacional para Información Medioambiental de la NOAA. «Pero el impacto de estos años cálidos y los récords año tras año no es algo que se vaya a solucionar en un año. Lo veremos a largo plazo si los países son capaces de mantener el foco sobre este problema», explicó. Tras la reunión de París ya se habló de la necesidad de trabajar para llevar el documento hacia metas concretas y fijar plazos para el texto pueda ser efectivo y conducir hacia una necesaria transcición energética hacia el fin de los combustibles fósiles. Con los compromisos nacionales que salieron de París, la temperatura global se iría hacia un aumento de 2,7ºC.