Desde septiembre del año pasado, aumentaron los ataques. En 12 meses hubo 21 muertos.
Durante los últimos diez años, en la Argentina fueron asesinadas por lo menos 53 personas en masacres motivadas por ajustes de cuentas entre narcotraficantes, como la que se registró hace 11 días en el barrio 1-11-14 del Bajo Flores. La espiral de violencia aumentó en los últimos 12 meses. De esos 53 narco asesinatos, 21 ocurrieron entre fines de septiembre de 2012 y lo que va del actual octubre.
Además de la sangre fría expuesta por los sicarios, existió un denominador común entre todos los casos: el 90% de los 53 narco asesinatos quedó impune y sin condenados. Con respecto a los 21 homicidios ocurridos durante los últimos 12 meses, solo hubo un sospechoso detenido.
Entre los 53 muertos figuran las cuatro personas que fueron asesinadas en la denominada masacre del Señor de los Milagros, ocurrida en octubre de 2005 en la villa 1-11-14 del Bajo Flores; las dos hermanas que vendían paco en un conventillo de La Boca y un vecino que salió a defenderlas, en 2010; los dos pai umbanda colombianos asesinados hace un año en Santa Fe y en Palermo; y los cuatro narcos colombianos asesinados en Martínez, San Fernando y Barrio Norte entre 2008 y 2012.
También se incluye en el listado a los chicos de 9 y 11 años víctimas inocentes de un enfrentamiento entre bandas narco y que murieron cuando un miembro de esos grupos arrojó una bomba molotov en un conventillo de La Boca, donde vivía un vendedor de droga, el 13 de octubre pasado. Se incluye, además, al sospechoso de haber ordenado ese ataque y que fue asesinado el fin de semana pasado en Olavarría al 800.
Y figuran los tres hombres asesinados hace un año durante una sucesión de homicidios en la zona de Barracas. También al dueño de un taller de Moreno cuyo cuerpo fue hallado decapitado y cubierto con cal dentro de un tanque, mientras a su hijo, de 6 años, lo tenían secuestrado y le cortaron las manos. Deben contarse, demás, las muertes de tres hombres en Acambuco, Salta. En este caso, la Justicia apresó al supuesto entregador e identificó al autor intelectual, quien fue asesinado en Bolivia, supuestamente por el hermano de una de las víctimas. Los sicarios nunca fueron apresados.
A estos hechos, se suma la masacre ocurrida hace 13 días en un bar de la villa 1-11-14 donde fueron asesinadas cinco personas. Para los investigadores judiciales, se trató de un ataque perpetrado por una banda de narcotraficantes. Hasta el momento, hay dos hipótesis sobre esa matanza: una venganza contra una de las víctimas por haber matado a la mujer de un narco, o un ajuste de cuentas porque uno de los cinco muertos se habría quedado con un cargamento de marihuana.
“El principal problema con el que nos encontramos cuando se investiga un asesinato cuya motivación fue un ajuste de cuentas entre narcotraficantes, es la falta de testigos. Nadie quiere hablar. A veces, porque son vecinos del barrio y tienen miedo”, explicó un fiscal de la zona sur del Gran Buenos Aires.
Ante la falta de cifras oficiales del Gobierno nacional, la estadística sobre los 53 narco asesinatos incluye solamente los episodios que tomaron estado público a través de los medios de comunicación y que ocurrieron en distintos puntos del país. En el relevamiento no figuran los homicidios ocurridos en la zona de Rosario, donde, según fuentes oficiales, más del 70% de los 190 hechos ocurridos en lo que va de 2013 fueron provocados por la guerra entre narcos que azota la ciudad desde hace dos años.
El listado de víctimas aumentaría si se incluyeran los homicidios causados hace tres años por la disputa de las bandas de narcos que se pelearon por el territorio en la zona de las villas encadenadas entre San Martín y San Isidro. En este caso, nunca se pudo establecer con certeza la cantidad de muertos.
“Los homicidios por ajuste de cuentas entre narcos resultan complicados de investigar porque hubo casos en que se llegó al lugar del crimen y uno se encontró con testigos que fueron sobrevivientes de la masacre. En ese momento, uno se preguntó cómo fue posible que se salvara en medio de tantos balazos, y surgen las sospechas sobre la posibilidad de que hubiera sido cómplice de haber llevado a las víctimas a una emboscada, así que tampoco hablan“, explicó el representante del ministerio público que solicitó mantener su nombre en reserva.
Éste fue el caso del colombiano Julián Jiménez Jaramillo, único sobreviviente de la masacre ocurrida en julio de 2008 en un shopping de Martínez, donde fueron asesinados sus compatriotas Héctor Duque Ceballos y Jorge Quintero Gartner. Luego de declarar como testigo con esa identidad y asegurar que el doble asesinato fue provocado por un ajuste de cuentas entre grupos de narcotraficantes que operan en Colombia, se lo autorizó a salir del país.
Pero a partir de los cruces telefónicos realizados por los investigadores, tomó fuerza la sospecha de que, en realidad, Jiménez Jaramillo habría sido el entregador. Cuando la justicia argentina requirió sus datos para convocarlo a una declaración indagatoria como acusado del doble homicidio, los organismos oficiales de Colombia indicaron que no figuraba ninguna persona con ese nombre en el archivo nacional de identificación.