A cinco meses del escrache al Presidente, ningún procesado y el juez acusa a la fiscal

El juez a cargo del Juzgado en lo Criminal y Correcional Uno, Alfredo López, quién interviniente en la causa 18.464, -agresión a “piedrazos” al jefe de Estado, en el barrio “Belisario Roldán”, el 12 agosto de 2016-, admitió a Télam la “falta de procesados” y la “prosecución de conflicto en la Justicia marplatense”.

El juez a cargo del Juzgado en lo Criminal y Correcional Uno, Alfredo López, quién interviniente en la causa 18.464, -agresión a “piedrazos” al jefe de Estado, en el barrio “Belisario Roldán”, el 12 agosto de 2016-, admitió a Télam la “falta de procesados” y la “prosecución de conflicto en la Justicia marplatense”.
En una entrevista exclusiva a Télam, resumió en modo crítico, “dictamen acusatorio”, a la comisión de fiscales a instancias de la Procuradora, Alejandra Gils Carbó. “Los tres que intervinieron -informó- apuntaron a un menor por “responsabilidad” en el atentado. Un chico, 14 años, por la “piedra” que produjo “escrache” y daño”, afirmó en medio del conflicto suscitado.
“Mire -comentó- todo el ambiente judicial conoce “Justicia Legítima”, de orientación “K”. Luego, aludió a la fiscal Laura Mazzaferri. “Ella “trabó” la investigación”, en referencia a la agresión a Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y el jefe comunal, Carlos Arroyo.
Habitué a la confitería cercana a “Plaza del Agua”, el magistrado no guardó nada: “El escrache remitió al grupo “Votemos Lucha”, funcional o similar a “Quebracho”, añadió.
“Esta gente -por la fiscal y su jefe, Daniel Adler- nunca esperó que un juez subrogante en la causa por “Intimidación Pública y agresión al Presidente de la Nación, generara el escándalo que tuvo”, enfatizó.
“Mar del Plata, buena parte de la sociedad, advirtió otro escenario judicial” explicó. “Ideologizado por personas del Ministerio Público, en un hecho grave donde la custodia presidencial, la Policía Bonaerense resultaron sorprendidos por el escrache”, subrayó.
“La agrupación judicial data 2015 en medio de la causa (Alberto) Nisman y cruces políticos, cuando impactó con la presentación en la Universidad. Allí, la Justicia, los alcances jurídicos, remitían a propósitos polítícos”, evocó.
“La pretensión de hegemonizar estuvo latente de entrada”, disparó el juez que tuvo “su propio escrache”, dos semanas después en la puerta del Juzgado. “Sectores ultras vinieron a repudiarme”, sorprendido por las dimensiones del conflicto.
“Tanto fue así que enseguida hubo una movilización de respaldo a mí persona y el Juzgado Federal que represento. Más de mil personas con banderas argentinas hicieron sentir un apoyo no muy común. Creo que pensaban que el juez había quedado atrapado”, interpretó.
“Si el Ministerio Público no hacía su tarea por supuestos prejuicios políticos y los grupos de escrache me denostaban, no me quedaba otra que renunciar”, reflexionó sobre hechos de fines de agosto de 2016.
“Una manifestación espontánea y el respaldo del Intendente Arroyo, la Asociación de Magistrados y el Colegio de Abogados cambió el destino”, relató el juez López.
Casado, 1.88 de estatura, 51 años, cinco hijos, cuatro nietos. Nacido en Capital Federal, barrio de Nuñez (“El corazón futbolero dividido entre River y Platense”, confesó) con antecedentes de juez con fuerte sensibilidad social.
“Aquí, en Mar del Plata, llegué a juez federal por concurso. Hace 15 años un fallo mío cambió en parte, la vida privada”, señaló cuando salió a la luz aquella decisión contra el “corralito” de Domingo Cavallo en tiempos de la Alianza.
“Si le sirve -continuó en una reseña- mucha gente pudo extraer fondos gracias al fallo, taxativo, casos de enfermos que necesitaban el dinero; gente grande por motivos naturales y otros casos que motivaron que me hicieran un juicio político”, concluyó López. Un juez “distinto”.