Estudiando a 32 parejas, la Universidad de California descubrió que sus corazones laten al mismo ritmo. Aseguran que su respiración también tiene la misma frecuencia.
No será la primera vez que uno escuche una frase como “mi corazón late con el tuyo”. Pero al parecer, puede ser algo más que un lugar común. Un estudio de la Universidad de California indica que realmente sucede así.
Los corazones de los amantes, maridos, esposas, novias y novias laten al mismo ritmo y su respiración funciona decididamente al unísono. Así lo descubrieron investigadores de Estados Unidos después de analizar a 32 parejas. En todos los casos, las parejas heterosexuales que se presentaron voluntariamente a las pruebas estuvieron conectadas a maquinarias especiales y fueron ubicadas a un metro de distancia uno del otro sí bajo la consigna de mantenerse en silencio y en estado de relajación. No podían hablarse ni tocarse. Mientras tanto, se les midió la presión, los latidos cardíacos y el ritmo de la respiración.
El resultado parece dejar dudas: los corazones de los miembros de cada pareja laten unísono y mostraron las mismas frecuencias de inhalación y exhalación.
Buscando una confirmación mayor, los investigadores cambiaron de lugar a las parejas y las sentaron frente a frente o junto a perfectos desconocidos. Cuando los dos individuos de sexo opuesto no eran miembros de la pareja original, los latidos y la respiración perdían la sincronicidad.
“Hemos visto muchas investigaciones según las cuales, una persona en una relación puede sentir emocionalmente lo que le pasa a la otra persona”, indicó Ferrer. Luego abundó: “estos estudios muestran que la conexión entre las parejas no es sólo emotiva sino real y tangible, fisiológica”.
Otro dato que surge del estudio es que las mujeres mostraron una propensión a ajustar su respiración y sus latidos a los del hombre: “tal vez es una señal de que las mujeres se adecuan más a sus parejas y tienen más empatía”, destacó Jonathan Helm, estudiante de doctorado que participó en el trabajo publicado en el Journal of Psychophysiology.
Las pruebas demostraron que, a la hora de entablar una relación, no se trata sólo de caminar de la mano sino también de latir y vibrar como si se tratara de una sola persona.