Dice la leyenda que, cuando un egresado de la escuela de guerra de Saint-Cyr podía ser elevado al generalato, tenía que cumplir con el rito de una reunión a solas con Napoleón, en la cual el Gran Corso le hacía una sola pregunta: «Es usted un hombre de suerte?». La naturaleza de la respuesta era lo que definía el destino del militar a partir de ese momento.
Puede decirse que Guillermo Montenegro es un hombre de suerte. Sin un plan claro para la ciudad, cabalgando sobre los hechos con un enorme sentido de la oportunidad y a un tris de su primera derrota evidente, un anuncio en ciernes lo elevará muchísimo en la consideración pública.
La derrota viene a cuento de que la aprobación, en el Concejo Deliberante, del acuerdo con la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) por la instalación de cámaras de control vehicular, no tiene los votos necesarios. La bancada radical no está para acompañar, menos aún teniendo en sus manos un comparativo entre el acuerdo anterior que gestionó Carlos Fernando Arroyo y el actual, en donde el primero sale mucho mejor parado.
Por otro lado, la novedad también viene atada al pasado reciente: en 2017, Carlos Fernando Arroyo anunciaba la entrega de tierra a la firma Alimentos Modernos SA, socia de Farm Frites, la empresa holandesa que cotiza en la bolsa de Nueva York. El proyecto, que parecía olvidado, renació y se hará realidad en días nada más.
El impacto positivo estará dado porque el grupo viene por el doble del proyecto original y solicitaron dos quintas —cada quinta equivale a dos manzanas— en el Parque Industrial. La inversión implica un desembolso para obras de infraestructura en el orden de los 200 millones de pesos que gestionará OSSE y permitirá, por caso, darles servicios de agua cloaca al barrio Colina Alegre y a otras zonas de la ciudad de Batán.
Esta acción explica al salida públicamente poco comprensible del gobernador y de otros referentes locales del kircherismo anunciando la construcción de la avenida de circunvalación y la necesidad de conectar el puerto con el parque industrial. La firma prevé en inicio mover cinco mil contenedores por año. Hasta hoy la operatoria de la Terminal de Contenedores 2 está en el orden de los diez mil anuales.
El impacto económico es rédito político asegurado, ya que no sólo la instalación del emprendimiento, sino toda la movilización que implican las obras con la consecuente creación de empleo se harán sentir fuerte en la comunidad.
Tal como ocurrió con la puesta en el espacio del picosatélite que se generó a partir del trabajo de la aceleradora Neutrón, Mar del Plata expone otra vez su enorme potencial que no requiere renegar de nada, sino que conviven perfectamente el desarrollo tecnológico e industrial con la aldea veraniega.
Hay lugar para todo. Sólo es cuestión de mantener la cabeza abierta y pujar en defensa de los intereses de la comunidad.