La autorización para imprimir pistolas y fusiles con esas máquinas iba a entrar en vigencia este miércoles. Pero un juez aceptó una demanda de 8 estados contra esa posibilidad.
Tienen el diseño futurista del tipo de armas que los asesinos utilizan en las películas. Son pistolas fabricadas en impresoras 3D, hechas de plástico rígido que son fáciles de armar y ocultar, pero difíciles de rastrear. Y son tan capaces de disparar y matar como cualquier revólver o fusil tradicional. Los amantes de las armas y defensores de su libre portación esperaban que este miércoles entrara en vigencia la autorización para poder convertir los planos en armas reales. Pero este martes, a última hora, un juez federal bloqueó esa posibilidad y puso fin así a un acuerdo que el gobierno de Donald Trump alcanzó con la compañía que planeaba comercializar en internet las instrucciones.
El juez federal Robert Lasnik de Seattle, en el estado de Washington, aceptó la solicitud de los fiscales de ocho estados del país y el Distrito de Columbia, calificando al acuerdo con el grupo Defense Distributed como “arbitrario y caprichoso”.
A finales de junio, el gobierno federal había autorizado al grupo Defense Distributed poner en línea los planos digitales que permiten la fabricación casera de armas de fuego con una impresora 3D. Fue luego de una batalla judicial de cinco años en la que el gobierno del ex presidente Barack Obama argumentó que esos manuales violaban las leyes de exportación de armas de fuego ante dos jueces federales y de que el Tribunal Supremo se negase a oír el caso.
Estos objetos, que se hacen de plástico, funcionan como un arma muy real. Al no ser industrializados por un fabricante autorizado, no tienen número de serie, tampoco suenan al pasar por un detector de metales y potencialmente no se pueden rastrear. Y, si fueran autorizadas por la justicia, cualquiera que tuviera una de esas máquinas en su casa podría fabricarse sus pistolas y fusiles.
Estaba previsto que los programas de instrucción fueran puestos en línea hoy, pero Cody Wilson, responsable de la empresa Defense Distributed, dijo ayer a la revista Wired que él ya había publicado estas instrucciones. Y, de acuerdo a la revista, “ya han sido descargados miles de veces”.
“Los publiqué el 27 de julio”, dijo Wilson. “La fecha del 1 de agosto es para efectos de mercadeo”.
Activistas, políticos y algunos funcionarios policiales estaban horrorizados y preocupados por la posibilidad de que cualquiera pudiera fabricar un arma desde la comodidad de su casa, pues parece exactamente lo que terroristas y criminales quieren.
Una coalición de grupos a favor del control de armas interpuso una apelación ante una corte federal con la intención de bloquear el fallo que autorizaba a Wilson y su compañía a publicar los planos para fabricar armas de fuego con impresoras 3D.
“Existe un mercado para este tipo de armas, y no solo entre los entusiastas y coleccionistas”, dijo Nick Suplina, director legal y de políticas en Everytown for Gun Safety, uno de los grupos que acudió a los tribunales. “Y hay un deseo real y oportunidad de lucro en el bajo mundo criminal”.
El propio presidente Donald Trump, generalmente defensor del derecho a portar armas, se mostró escéptico sobre la liberalización de la venta de planos digitales para fabricar armas con impresoras 3D.
Para la organización Propietarios de Armas en EE.UU. (GOA, por sus siglas en inglés), este pacto, por el contrario, significa “libertad y está acorde con la Segunda Enmienda” de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a portar armas, explicó Jordan Stein, director de comunicaciones de este grupo.
“Los que odian las armas siempre quieren centrarse en sus usos ilícitos e ignoran la abrumadora cantidad del bien que hacen. De hecho, las armas de fuego se usan de 16 a 100 veces más a menudo para salvar vidas que para quitarlas”, argumentó Stein.
Wilson, fundador de Defense Distributed, publicó por primera vez los diseños descargables para producir armas de fuego en impresoras 3D en 2013. El documento se descargó alrededor de 100.000 veces, hasta que el Departamento de Estado le ordenó cesar bajo el argumento de que violaba la ley federal de exportación de armas, debido a que algunos de los planos fueron descargados por personas fuera de Estados Unidos.
Expertos de la industria armamentista aseguran que las armas son tan solo el equivalente moderno de lo que ya es legal y está disponible: la capacidad para armar tu propia arma de fuego con materiales y métodos tradicionales en casa sin números de serie. Aseguran que este tipo de armas no atraerán a los delincuentes debido a que las impresoras para su fabricación son sumamente costosas y las armas no son muy durables.
En medio de la polémica, el martes a la noche, el juez Lasnik hizo lugar al pedido de los ocho estados que demandaron al gobierno por permitir la publicación de planos para fabricar armas con una impresora 3D. Los estados argumentaron que esa autorización ponía en riesgo la seguridad nacional.
A su vez, Defense Distributed presentó su propia demanda en Texas el domingo, en la que dice ser víctima de un “programa de intimidación y acoso por motivos ideológicos” que vulnera sus derechos contemplados en la Primera Enmienda.