Dos datos oficiales. Sólo en mayo, hubo 33 atracos diarios en el transporte y 47 celulares robados. En medio de una protesta policial, desde enero ya arrestaron a 25.000 personas.
Los Juegos Olímpicos están por comenzar. Falta tan solo un mes para la inauguración de Río 2016, que tendrá sin duda una gran fiesta. Pero fuera de los estadios y la villa que albergará a los atletas, todos ellos muy protegidos – y en Barra da Tijuca, una de las regiones ricas de la capital carioca—los turistas tendrán que ser cuidadosos. Según las últimas estadísticas, publicadas hace dos días por el Instituto de Seguridad Pública, entre enero y mayo últimos hubo 318,6 robos diarios en Río de Janeiro. Los atracos se produjeron tanto en las calles como en ómnibus y líneas de subterráneo. Los expertos de ese organismo advirtieron que es la peor tasa de delincuencia en los últimos 11 años.
Desde la semana pasada, la policía fluminense realiza protestas en el Aeropuerto Internacional Tom Jobim. Las causas para las marchas son los cortes presupuestarios y el atraso en el pago de salarios. Los manifestantes, todos ellos uniformados, se colocan en las puertas de desembarque de los vuelos internacional. Y a los turistas les recuerdan que Río es una ciudad insegura.
“Bienvenidos al infierno”, rezaba un cartel desplegado por agentes de las fuerzas de seguridad. “Quién venga a Río no estará seguro”, indicaba otro letrero. Todo sugiere que los visitantes deberán evitar la exhibición de celulares caros; o portar valiosas cámara fotográficas o fílmicas. También deberán cuidar que la vestimenta sea sencilla y no llevar mochilas o carteras fuera de las áreas donde la seguridad estará cien por ciento garantizada.
En una entrevista a la prensa brasileña, el presidente del Comité Organizador Río-2016, Carlos Nuzman, admitió que la capital carioca no sería viable si la elección del país sede de los Juegos fuera hoy. “En la situación actual, no creo que Río fuera escogido”, subrayó. Aun así recordó que Brasil no es el único país en problemas en el momento de esta gigantesca competencia mundial. “No hay que olvidar que un día después de su triunfo como anfitriona de los juegos, Londres sufrió un grave atentado en el subterráneo. Y en Seúl, estudiantes se inmolaron en una plaza pública. Nosotros entregamos los juegos tal como planificamos. Y eso es una gran noticia para Brasil”.
Para los turistas, sin embargo –que deben llegar por cientos de miles desde fuera de Brasil—las estadísticas son preocupantes. Para dar apenas un ejemplo, según la Secretaría de Seguridad, en mayo se registraron 241 robos diarios contra personas que circulaban por las calles. Hubo además 33 robos por día en transportes colectivos. Y del total, hubo 47 sustracciones cada 24 horas de teléfonos celulares. Nada de esto sería dramático si estuviera garantizado que apenas se trata de “simples” arrebatos. Pero numerosas veces los actos están acompañados por violencia. El 9 de junio por la madrugada, una atleta femenina en la especialidad de tiro deportivo, recibió un balazo en la cabeza, a 300 metros de la comisaría del barrio y próxima de una estación de subte. Iba en su auto.
No fue el único caso donde las víctimas sufrieron agresiones. Hace tres días, delincuentes que estaban armados hasta los dientes hicieron las clásicas “arrastradas” en una de las principales avenidas de la zona norte carioca. Fue el domingo por la madrugada cuando la gavilla atravesó un auto en la calle y rindió a tres conductores. Se llevaron los autos. Según la Policía Militar fluminense, hubo un incremento de 700 agentes en las dotaciones destinadas a vigilar las calles. En el informe que proveyó a los medios, la PM dijo que hubo en los primeros cinco meses del año casi 25.000 personas detenidas; sin duda, una cifra escalofriante.
El gobernador fluminense Francisco Dornelles llegó a decretar la “calamidad pública” en su estado provincial, con el objetivo de lograr que el gobierno federal le transfiriera 900 millones de dólares para saldar las deudas por gastos en seguridad. Esa partida fue finalmente otorgada el jueves pasado. El objetivo de esos recursos era el pago de salarios de policías y bomberos, además de atender los salarios de la administración pública. Su exclusivo destino: la seguridad en los Juegos Olímpicos.
Pero el tema dista de ser resuelto. Ayer las compañías aéreas estuvieron en el Palacio del Planalto con el ministro coordinador Eliseu Padilha. Le pidieron que incremente la seguridad aeroportuaria, que según dijeron dista de estar garantizada. Esto no pasó durante el Mundial de 2014.