El consumo de alcohol entre los jóvenes incide fuerte en la demanda de servicios de emergencia hospitalarios los fines de semana. Preocupación por el hábito de la previa y la mezcla de bebidas con energizantes.
Guillermo Mauro es médico y lleva casi veinte años trabajando en las guardias de fin de semana de un hospital platense. A él le toca los sábados, uno de los días más críticos. Y en su larga experiencia aprendió que hay un elemento que deja su huella, de manera dramática, en buena parte de los casos que se atienden en el servicio de emergencia cada uno de esos días: el alcohol.
Tan presente está el consumo excesivo de bebidas alcohólicas en la mayoría de los casos que llegan a las guardias en las noches del fin de semana, que Guillermo Mauro puede describir con facilidad un mapa de horas críticas y episodios agudos más frecuentes que, con apenas una diferencia de grado, se repite cada sábado.
“Entro a la guardia a las 20 y más o menos dos horas después comienzan a llegar los accidentados del tránsito. En su mayoría es gente joven, de entre 19 y 50 años. La mayoría viajaba en moto cuando se accidentó, muchos de ellos sin casco y en la mayor parte de los casos se nota la presencia del alcohol”, dice Mauro, quien estima que la frecuencia de ese tipo de casos es de entre dos y cuatro por cada guardia de sábado.
A las dos o tres de la mañana se abre una nueva etapa en la guardia, con más accidentes de tránsito y donde la presencia el alcohol es todavía más evidente. En esa nueva etapa aparece un nuevo tipo de casos donde el alcohol también deja su huella: son los traumas por peleas que llegan a la guardia y en muchos en cuyos protagonistas y víctimas se nota el consumo de alcohol.
No menos dramática es la etapa que se abre en cada guardia de fin de semana a partir de las cuatro de la mañana. Entonces comienzan a llegar los intoxicados por el alcohol. Generalmente, chicos de entre 15 y 18 años, la mayoría de ellos toma por primera vez o tiene poca experiencia con las bebidas y entra en coma etílico.
“De este tipo de episodios podemos atender un promedio de cuatro a cinco por guardia de sábado, generalmente el chico llega inconsciente y sin reacción a los estímulos. Lo traen sus compañeros, normalmente, también bajo los efectos del alcohol. En estos casos se atiende al chico y se llama a los padres, que muestran distintas reacciones en las que se mezcla la alarma, la preocupación, el enojo”.
El dramático escenario que describe Guillermo Mauro coincide con el de otros médicos afectados a los servicios de emergencias de los hospitales platenses. Y si bien oficialmente se indica que recién ahora en las guardias comienza a haber un registro informático de los casos tratados, un cálculo extraoficial que circula en los hospitales platenses habla de una media de 25 casos de sobredosis que se asisten cada fin de semana en el Gran la Plata en los que mayoritariamente se mezclan la presencia de drogas y alcohol.
El testimonio del impacto del alcohol en las consultas de fin de semana en las guardias hospitalarias tiene su complemento el de los propios jóvenes.
Así, de un focus group realizado por el Observatorio de Adicciones y Consumos problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense con jóvenes de entre 18 y 30 años surgen datos alarmantes.
Entre ellos, que la mayoría de los participantes -muchos de ellos platenses- reconoció haber manejado en situación de ebriedad y dijo conocer al menos a alguna persona que, como producto de la ingesta excesiva de alcohol, terminó en coma alcohólico.
Esto sucede en momentos en que la misma Defensoría estima que uno de cada tres jóvenes de la Provincia bebe alcohol en exceso, al tiempo que sostienen que ese flagelo se potencia por el hábito de las “previas” y el consumo de energizantes.
Mientras tanto, el alcohol sigue siendo la principal adicción en el país, donde, a contramano de lo que pasa en el resto de América, su consumo crece.
Se estima que cada día muere una persona en la Argentina como consecuencia del síndrome de dependencia del alcohol.
LA SITUACIÓN EN LA PROVINCIA
Según el informe difundido la última semana por el Defensor del Pueblo Adjunto de la Provincia de Buenos Aires, Walter Martello, “uno de cada tres jóvenes de entre 15 y 19 años tuvieron episodios de consumo excesivo de alcohol durante el último mes” en territorio bonaerense, al tiempo que advirtió de las modalidades de “canilla o barra libre” que se utilizan en fiestas privadas o clandestinas, a partir de un informe sobre el tema publicado por este diario.
Martello agregó que “el indicador supera el 52% si se tiene en cuenta los consumidores de esa franja etaria que beben de forma regular o esporádica”.
Entre las “situaciones preocupantes” en materia de consumo de alcohol que se detectaron desde el organismo se destacaron “la baja en la edad de inicio en lo que se refiere a la ingesta recurrente de bebidas alcohólicas” y la modalidad de “canilla libre” en fiestas privadas o clandestinas.
Y se consignó que se detectaron casos de niños de 11 años que ya se habían iniciado en el consumo de alcohol.
CARACTERÍSTICAS DEL CONSUMO
Según el informe de ese organismo, la mezcla de bebidas alcohólicas con energizantes y la ya muy instalada costumbre de las previas aparecen como dos de las características salientes del actual consumo de alcohol por parte de adolescentes y adultos jóvenes y como motor de su crecimiento.
Así, el alcohol aparece como la sustancia más consumida entre por los jóvenes en todo el país tanto en varones como en mujeres y en grupos de edad de 15 a 17 años, con otro dato preocupante: la cantidad promedio en la ingesta de alcohol se incrementa con la edad de los estudiantes.
Según datos oficiales que surge de relevamientos en escuelas que forman parte del Plan Nacional de Drogas 2016-2020, 7 de cada diez estudiantes consumieron alcohol alguna vez en la vida y 6 de cada 10 lo hicieron en el último año.
En el focus groups realizado por el mencionado Observatorio con jóvenes de entre 18 y 30 años surgió otro dato destacado y es la escasa conciencia acerca de los riesgos asociados a ese consumo.
Así, la mayoría de los jóvenes consultados al respecto, aludió a efectos inmediatos como la resaca o las descomposturas y náuseas, pero no identificaron problemas asociados con el consumo sostenido, la relación del beber con otras adicciones o con enfermedades asociadas.
Un dato difícil de soslayar cuando una persona por día muere en la Argentina como consecuencia del Síndrome de Dependencia al Alcohol, que en lapso comprendido entre 2013 y 2017 costó la vida a 2.406 personas, 64 de ellas de entre 15 y 34 años y 219 de ellas, mujeres.
La consulta permitió además constatar la presencia de “un hábito internalizado, estrechamente relacionado a la sociabilidad y la diversión”.