Acusan a los rebeldes islamistas de vender mujeres prisioneras

El Observatorio Siria para los Derechos Humanos denunció que el EI entregó a unas 300, entre ellas niñas, por 1000 dólares cada una.

ISISEl Observatorio Siria para los Derechos Humanos acusó a la guerrilla fundamentalista Estado Islámico (EI) del delito de trata de personas, al afirmar que la semana pasada repartió entre sus combatientes en Siria unas 300 mujeres y niñas de la minoría religiosa yazidí hechas prisioneras en Irak. Junto con esta información ayer se daba por inminente la decisión de la canciller alemana Angela Merkel y sus ministros tomarán sobre el envío de armas a los kurdos que intentan frenar el avance del EI en el norte de Irak.
Tras acordar el suministro de material militar como visores nocturnos y chalecos antibalas, Merkel dará el visto bueno al envío de armas de fuego de calibre menor y proyectiles antitanque. Será la primera vez que Alemania suministrará armamento a una facción beligerante, interviniendo directamente en un conflicto armado. Criticado por la oposición, el gobierno de Merkel afirma que se trata de una excepción en una situación “extraordinaria”.
Sobre la acusación del observatorio, en al menos 27 casos, seguidores del EI habrían comprado a las mujeres por 1000 dólares cada una para casarse con ellas. Las víctimas fueron definidas como “botín de la guerra contra los infieles”, señaló la organización con sede en Londres.
La milicia EI había conquistado a principios de agosto amplias zonas en el norte de Irak de mayoría yazidí. Unas 200 mil personas huyeron de la ofensiva rebelde. Según datos de la ONU, unos 2500 yazidíes fueron secuestrados.
En tanto, soldados de la ONU liberaron en los Altos del Golán a 32 colegas filipinos de las Naciones Unidas involucrados en combates con rebeldes sirios radicales.
Los cascos azules de la misión Undof, que se encuentra estacionada allí, habían sido atacados por extremistas, informaron ayer las Naciones Unidas en Nueva York.
Posteriormente un grupo de intervención especial de la Fuerza de la ONU de Observación de la Separación (Undof, por sus siglas en inglés) los liberó.
Los cascos azules de Filipinas estaban atrapados desde el jueves. En otro lugar, que también fue atacado por extremistas, continuaban rodeados decenas de efectivos de paz.