La justicia argentina señaló a José Luis Sejas Rosales como el presunto jefe de una banda narco internacional que trajo precursores químicos para fabricar cocaína pura. La droga estaba diluida o en bloques en sus camiones cisterna. Hay 13 causas abiertas en Salta. El destino final de la carga era Francia.
Esta es una historia narco-capitalista. Del mismo sistema que produce bienes, combustible y energía en territorio fértil y luego transporta todo a través de las fronteras para que llegue a Europa por barco de bandera diversa. El problema es que con el diésel vienen toneladas de cocaína de máxima pureza en tránsito desde la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y ahora la justicia argentina investiga la maniobra en la que están involucrados un contratista de Yacimientos Petrolíficos Fiscales de Bolivia (YPFB), su hija, y unos cuantos choferes -cuatro por ahora, dos condenados a penas de entre seis y siete años de prisión en Salta y otros dos procesados por tráfico de estupefacientes-, que atravesaron el límite de Yacuiba rumbo a los puertos de Rosario y Campana. Desde allí el destino final era Francia, donde se encargan de separar químicos y cocaína con el fin de venderla a precio de oro de la Segunda Guerra en Europa. Según fuentes de la investigación consultadas por Tiempo Argentino, del entramado criminal participan un funcionario aduanero de ese mismo país y la familia de un importante empresario de transporte.
Se trata de José Luis Sejas Rosales, quien está en rebeldía con la justicia federal salteña, porque fue liberado bajo la condición de que se presentara una vez al mes en un control de Gendarmería, algo que jamás hizo y tiene pedido de captura internacional. Sucede que como Bolivia no tiene tratado de extradición con nuestro país, el hombre sigue en libertad y haciendo negocios. Un juez decidió que no era peligroso y Sejas Rosales argumenta que es víctima de una supuesta disputa de intereses misteriosos y de un grupo de empleados infieles.
Con todo, el plan hubiese sido perfecto, pero un detalle llamó la atención de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar): los camiones bolivianos eran retenidos en Orán, se les secuestraba la droga en cargas de entre 50 o 100 kilos por cisterna y después se les devolvían los vehículos a sus dueños. Siempre la misma compañía, la de Sejas Rosales. ¿Y qué sucedía? Semanas después volvía a ser decomisado el mismo camión cargado de nafta y vuelta a empezar la calesita del trámite penal. ¿Quiénes aparecían como los únicos presuntos culpables? Los empleados de la empresa de camiones. La trama, claro, es mucho más compleja. “Nosotros creemos que detrás de toda esta maniobra de transporte y tráfico de drogas, que incluye la llegada a puerto y al destino final, están involucrados los dueños de la empresa encabezada por Sejas Rosales”, cuenta el fiscal salteño Ricardo Toranzos, en diálogo con este diario.
-¿Cómo llegan a Rosales?
-Porque utilizan la misma modalidad y todos los camiones que son alrededor de 90 están a nombre de Sejas Rosales. Este hombre es contratista del Estado boliviano para transportar diésel y combustible a través de la frontera con Argentina. Lo carga en el mismo lugar de los yacimientos. Nosotros no podemos detener los camiones a no ser que encontremos irregularidades en su documentación de origen. En estos casos, no sólo hallamos los troqueles falsos de la Aduana boliviana, sino que en las cisternas llevaban precursores químicos para producir cocaína, droga diluida y panes de cocaína.
Como hay más de una decena de causas abiertas en Salta con la misma modalidad de tráfico: choferes imputados y cientos de kilos de cocaína que tenían como destino los puertos de Rosario y Campana, los fiscales decidieron unificar los 13 expedientes en una sola investigación que tiene a Sejas Rosales como el presunto líder de la organización. Todo el trámite recaerá en el Juzgado Federal 1 de Salta capital, a cargo de Julio Bavio, lo que facilitará además una correcta imputación contra los acusados.
En abril pasado, Sejas Rosales fue detenido por el juez federal de Orán, Raúl Reynoso, luego de detectarse el transporte de cocaína diluida en casi 600 litros de un líquido depositado en el tanque de combustible de un camión. También se descubrió el tráfico de unos 35 mil litros de tolueno, un precursor químico que sirve para convertir la pasta base en clorhidrato de cocaína.
Es decir, la cocaína que no se terminaba de elaborar en Bolivia, se intentaba producir en otro lugar tras hacer pasar falsamente el tolueno como alcohol etílico en la documentación que se presentaba en la Aduana.
Antes de ser apartado del caso, el juez Reynoso ordenó la captura nacional e internacional de Sejas Rosales en otra investigación abierta luego de que el 13 de marzo se hallaran en Tartagal un camión con 21 kilos de cocaína de la Corporación Regional de Transportes Asociados, propiedad del empresario.
El trabajo conjunto de los fiscales de esa causa, Toranzos, el juez Bruno, y los fiscales de la Procunar, Diego Iglesias y Eduardo Villalba permitió incorporar otros cuatro hechos que no estaban en la denuncia original. La investigación relacionó a Sejas Rosales en el tráfico ilícito de al menos 918 kilos de cocaína y 35 mil litros de sustancias químicas necesarias para la elaboración de ese estupefaciente.
Las investigaciones muestran un modus operandi que tiene como denominador común el ocultamiento de la carga de cocaína en camiones de la firma perteneciente a Sejas Rosales, con base en Bolivia. El ingreso a la Argentina es siempre a través de distintos pasos fronterizos de Salta, particularmente el que une Yacuiba con Salvador Mazza, y la droga fue hallada tanto en tanques como en matafuegos de camiones de CRETA SRL.
Los investigadores analizan ciertas opciones. Los choferes traficaban por su propia cuenta y se valían de los camiones que conducían, lo que resulta inverosímil, o los empresarios dueños de los vehículos son quienes conforman una organización narcocriminal transnacional con lazos en Francia y en toda Europa.
Emprendedor
El 25 de julio el diario de Bolivia El Deber publicó una entevista al empresario imputado de narcotráfico por la justicia argentina. En ese reportaje, José Luis Sejas Rosales dijo: “En Argentina más bien son los mafiosos, no en Bolivia. La droga se carga en Argentina y están utilizando a los choferes para transportarla. De los nueve o diez casos (son 13 en total) que dice la fiscalía, todos están en Argentina. Más del 99 por ciento de los camiones bolivianos pasan por el escáner argentino de manera limpia”, se excusó. “El problema se da al regreso. Yo he solicitado que la policía argentina haga custodia a mis camiones al pasar hacia Argentina y hasta ahora no tengo respuestas. He organizado mi propia seguridad. La zona roja son 150 kilómetros”, argumentó. Para él, la droga apareció cuando un ingenio azucarero lo contrató para enviar alcohol a Chile.
La cifra: 918 kilos de cocaína son los que habrían transportado, además de 35 mil litros de precursores químicos.
Un juez en el ojo de la tormenta
El juez federal de Orán, excarceló al empresario boliviano Sejas Rosales al considerarlo “partícipe secundario” de la tentativa de contrabando. Además, ignoró la imputación por contrabando de tolueno (un precursor para hacer cocaína), ya que devolvió a su dueño el camión con la carga y el peritaje del líquido se conoció después de que el transporte pasara la frontera rumbo a Chile.
La Cámara Federal de Salta apartó al juez Reynoso y designó al juez Bavio para investigar las maniobras de Sejas Rosales. Antes de remitir su expediente, Reynoso ordenó la captura nacional e internacional del mismo empresario en otra investigación abierta luego de que en Tartagal hallaran un camión con cocaína de la Corporación Regional de Transportes Asociados (CRETA SRL), una empresa cuya propiedad es de la familia de Sejas Rosales en Bolivia.
El supuesto nexo con “El Chapo”
Bajo un fuerte operativo de seguridad, Sebastián Domingo “La Chancha” Frías, a quien vinculan con el poderoso líder narco mexicano, Joaquín Guzmán Lorea, alias “Chapo”, fue ingresado nuevamente el viernes al penal de Miraflores, en la provincia de Catamarca, donde había escapado hace más de dos años. Los investigadores creen que sería parte de una célula apostada en Orán, Salta, que respondería al líder del cártel de Sinaloa. Frías quebrantó su condena cuando en mayo de 2013, en el marco de un régimen de semilibertad con salidas laborales, obtuvo permiso para salir de prisión y no volvió. Tras su captura, quedó bajo la disposición conjunta de la jueza de Ejecución Penal, Alicia Cabanillas y la jueza subrogante de la justicia federal de Orán, María Laura Díaz Martín.