Así lo indicó la docente de Derecho Internacional Público de la UNMDP en la 99.9 luego de la nota que presentó donde pone en duda que sea justificada la nominación para Julio Aro y Jeffrey Cardozo.
La noticia de la nominación de Julio Aro y Jeffrey Cardozo al Premio Nobel de la Paz por su tarea en la identificación de los soldados caídos en Malvinas, generó alegría inmediatamente en muchos sectores de la sociedad marplatense.
Sin embargo, desde la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) se emitió un comunicado firmado por la Docente de Derecho Internacional Público en la Facultad de Derecho, Adriana Castelanelli donde se pone en duda que el trabajo hecho sea merecedor de semejante galardón.
En la 99.9, Castelanelli indicó que “entiendo que se ha presentado a la comunidad de una forma específica el tema. Lo único que traté es hacer explícito a pedido de un grupo de personas, es que estamos interesados en saber cuál es la situación para saber si la candidatura tenía sustento o no”.
Desde su análisis legal de la situación, indicó que “se parte de un error al creer que hay una identificación sobre soldados que no estaban correctamente identificados como personas con nombre y apellido. Todos los caídos en Malvinas desde el momento en el que fallecieron, no sólo se los conoce con nombre y apellido, sino que se sabía específicamente donde habían combatido y caído”.
Por el contrario indicó que hay una accionar de la corona británica que iba en contra de la lógica en este tipo de situaciones: “el tema es que Gran Bretaña como potencia ocupante en Malvinas, de manera unilateral, realiza el traslado de los cuerpos a un cementerio que es de carácter militar británico. Para nosotros, lo hicieron en violación a tratados internacionales como las convenciones de Ginebra que tienen carácter universal”.
El problema se genera ahí, porque la falta de identificación de los cuerpos, según lo establecido por la docente, se genera por la manera en la que se realizó ese movimiento en el cuál estuvo vinculado el propio Jeffrey Cardozo: “de acuerdo al derecho en los conflictos armados, los caídos deben quedar en los lugares donde combatieron. Las sepulturas se realizan en esos lugares, en Malvinas había varios frentes donde se combatió. Los caídos habían sido enterrados en esos lugares, se sabía perfectamente quienes eran y quienes estaban. Cuando terminó la guerra Jeffrey Cardozo llegó como coronel y por orden de la corona británica se hace la remoción de los restos y se envían al Cementerio de Darwin que está en la otra punta de la isla”.
Poniendo en duda incluso las intenciones de Aro o la forma en la que se vincula con Cardozo y hasta planteando una situación de complicidad con una postura británica, es que ha presentado esta nota: “en ese traslado de los restos que para muchos fue una profanación, es donde se pierde el nombre y apellido de 123 soldados. De ahí surgen las tumbas de soldado argentino sólo conocido por Dios”.