Los últimos casos de chicos con cuadros de déficit nutricional reinstalan el debate sobre las dietas de este tipo en la niñez.
Ya instalado en muchos hogares el veganismo y su premisa de no consumir ningún producto de origen animal, los últimos casos de chicos veganos hospitalizados en distintas partes del mundo por mal estado nutricional vuelve a poner el foco sobre un tema que divide las aguas y suele enfrentar posiciones: ¿es recomendable este tipo de dietas en los más pequeños?
“Es respetable que los padres quieran una alimentación sana para sus hijos -sostiene la nutricionista Lidia Torres-, pero a determinada edad se vuelve peligroso eliminar de la mesa de los chicos el huevo, la leche, los quesos, el yogurt, la manteca o la miel. Son alimentos clave para esa etapa de la vida”.
El último caso que despertó la alarma fue el de una nena italiana de dos años que debió ser internada en condiciones gravísimas y con una fuerte carencia de vitamina B12, lo que terminó afectando su sistema neurológico.
La pequeña, llamada Chiara, mantenía una dieta basada en leche materna y nada de procedencia animal. Y si bien tras su estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos la niña empezó a dar señales de mejora, los médicos alertaron que la falta de vitamina B12 podría haberle provocado daños neurológicos permanentes.
El estilo de alimentación de esta pequeña gana cada vez más adeptos en el país, pero despierta discrepancias entre nutricionistas y pediatras, preocupados por el efecto que puede causar un posible déficit de calcio, hierro, zinc, vitamina D, vitamina B12 y proteínas en el crecimiento infantil.
“El caso nos obliga a reflexionar sobre los regímenes de alimentación poco comunes”, dijo Luca Bernardo, director de pediatría del hospital donde fue internada la pequeña Chiara. Ya en junio pasado, hay que decir, un niño de 11 meses de edad, cuyos padres son veganos, recibió tratamiento por malnutrición grave en un hospital de Florencia.
EN DEBATE
Estos últimos casos, sumado a los ejemplos de celebrities locales que alimentan a sus hijos con dietas vegetarianas y veganas -como Agustina Cherri y Nicole Neumann-, hacen que cada vez sean más los nutricionistas que alzan su voz de alerta.
“Me parece muy respetable que, ya sea por cuestiones religiosas o ideológicas, haya personas que decidan excluir de su dieta todo alimento de origen vegetal -dice el nutricionista platense Norberto Russo-, pero debemos entender que los chicos necesitan de las proteínas que ofrecen estos alimentos”.
En los últimos años, se sabe, la alimentación se convirtió en eje de diversos debates. Bajo ese contexto aparecieron defensores y detractores de las distintas corrientes y, al mismo tiempo, hubo una explosión de casos de familias enteras que se volcaban al veganismo, una variante acaso más radical que el vegetarianismo.
Se estima que entre el uno y el dos por ciento de la población Argentina es vegetariana. Y pareciera que el número de quienes eligen seguir un dieta particular, excluyendo un grupo entero de alimentos, continúa en ascenso. “Son más los casos de personas que no comen nada que tenga origen animal -confirma Russo-, pero yo lo desaconsejaría en los chicos porque, como vimos en los últimos casos que se difundieron, lo primero que aparece es una fuerte carencia de vitamina B12”.
La vitamina B12, hay que decir, se encuentra únicamente en proteínas de origen animal. En el organismo ayuda a la formación de glóbulos rojos y al mantenimiento del sistema nervioso central. Su falta produce enfermedades hematológicas y neurológicas de variada intensidad, y para los veganos suele resultar una tarea nada sencilla suplir esta carencia.
“La alimentación vegana es saludable pero puede presentar déficit de vitamina B12”, apunta Torres, para quien “suplir esta falta suele tornarse una complicación, dado que se necesita de mucho conocimiento y de una conducta que no se soluciona simplemente con un complejo vitamínico”.
Para muchos, hacerse vegetariano no consiste en dejar la carne y pasarse a las harinas y los quesos. Es necesario llevar una dieta equilibrada, comer legumbres, frutas, verduras, cereales y saber incluso de qué modo ingerirlas para absorber los nutrientes. El debate, sin embargo, aún sigue abierto.