La empresa además aloja pasajeros afectados en el hotel Sheraton de Retiro. En total suspendió 122 vuelos del 23 al 30 de julio. En un comunicado había asegurado que luego de cinco días de problemas las operaciones estaban normalizadas.
Susana había planificado hace mucho tiempo el viaje. Con sus dos hijos tenía pensado disfrutar de un merecido descanso en Miami. Armó las valijas y se dirigió a Ezeiza. Una vez allí, se acercó al mostrador de Aerolíneas Argentinas y, ante su asombro, le informaron que el vuelo estaba sobrevendido. Pese a su insistencia, el personal de la aerolínea de bandera le dijo que no podía hacer nada y, a modo de compensación, le ofreció 400 dólares por cada pasaje y alojamiento en el hotel Sheraton de Retiro hasta conseguir un nuevo vuelo.
Detrás de Susana, llegaba un grupo de 14 personas provenientes de Córdoba, que también tenían como destino final Miami. Ellos también recibieron los 400 dólares compensatorios por la suspensión del vuelo a los Estados Unidos y el alojamiento en el tradicional hotel. Historias como estas se repiten cada día desde que se inició el conflicto en plenas vacaciones de invierno.
Los problemas empezaron el viernes pasado, con numerosas demoras y cancelaciones. Si bien ayer la situación parecía normalizarse, y así lo informó la empresa en un comunicado, actualmente en la página web publicaron que 122 vuelos desde el 23 al 30 de julio fueron cancelados.
Los vuelos afectados tienen como destino Montevideo, Neuquén, Bariloche, Córdoba, San Luis, Calafate, Río de Janeiro, San Juan, Resistencia, Santiago del Estero, Tucumán, Mendoza, Mar del Plata, Salta, entre otras ciudades.
Según difundió Aerolíneas, las operaciones se normalizaron y 35 mil pasajeros por día viajaron en vuelos de su empresa y de Austral, lo que significó una ocupación del 100% de las plazas. Y advirtió que el número no fue mayor “por diversos inconvenientes que estaban originalmente previstos para estos días”.
Del mismo modo, argumentó que hubo problemas meteorológicos en lugares como Bariloche, Chapelco e Iguazú e hicieron referencia a la “necesidad de realizar tareas de mantenimiento en algunas aeronaves”, lo que dio lugar a “inconvenientes de operación”.
“Esas dificultades obligaron a la empresa a reprogramar vuelos, pero esa tarea se vio complicada además por la plena ocupación de los vuelos, que hizo imposible la reubicación inmediata de los pasajeros en vuelos propios o de otras compañías”, explica el comunicado.
En el mismo escrito, la empresa confirmó que se hizo “responsable tanto de los gastos de hotelería, traslados y comidas en los casos de reprogramaciones, como de la devolución de pasajes con créditos compensatorios para quienes no hayan podido viajar”.