Los talibanes se encuentran en el poder desde el 15 de agosto e intenta convencer a la comunidad internacional para que restablezca la ayuda financiera al país.
El jefe supremo de los talibanes pidió, a través de un decreto, que el Gobierno “tomara medidas serias para respetar los derechos de las mujeres” en Afganistán, entre otros contra los matrimonios forzados, aunque sin mencionar el derecho a trabajar o a estudiar.
“Nadie puede obligar a una mujer a casarse”, declaró el mullah Hibatullah Akhundzada al ordenar a los tribunales, gobernadores y varios ministerios luchar contra los matrimonios forzados, muy habituales en Afganistán.
Los talibanes se encuentran en el poder desde el 15 de agosto e intenta convencer a la comunidad internacional para que restablezca la ayuda financiera al país, sumido en una grave crisis humanitaria que afecta principalmente a mujeres y niños.
Los organismos internacionales exigen múltiples condiciones entre ellas el respeto del derecho de las mujeres afganas, sobre todo el acceso a la educación y al trabajo.
Por el momento, solo pueden trabajar algunas funcionarias: las que trabajan en la educación y sanidad, pero suspendieron las clases para las adolescentes en la mayoría de las escuelas del país, pero aseguran que la medida es temporal.
En el decreto, Akhundzada se centra en los matrimonios y las viudas. Pide que no sean casadas de nuevo a la fuerza y que tengan derecho a una parte de la herencia de su marido.
Desde la llegada de los islamistas radicales, los matrimonios forzados de niñas menores de edad, a cambio de dinero, han aumentado por la pobreza.
El mullah Akhundzada también pidió al ministerio de Asuntos Religiosos que anime a los “eruditos” a predicar contra la opresión de las mujeres.
La economía de Afganistán depende de las subvenciones internacionales y desde la llegada de los talibanes la economía se desplomó.
La ONU advirtió que 23 millones de afganos están al borde de la hambruna con el invierno a la vuelta de la esquina.