La asistente legal de los hogares de Belén, Agnes Hooft es una de las personas que tiene a cargo el cuidado de Lucas, uno de los hijos de la familia Picard acusados de matar a dos de sus hijas (Yasmín y Candela) y brindó en la 99.9 un crudo testimonio de los antecedentes que tenían tanto Lucía como Javier en el abuso de sus propios hijos: “una de las bebas que falleció, Candela, entró al Hospital Materno Infantil 40 veces por agresiones en su corta vida”, ejemplificó.
El caso de la muerte de Yasmín a manos de sus propios padres, Lucía Sosa y Javier Picard, reavivó el debate sobre la actuación de la justicia en este tipo de casos, sobre todo con los antecedentes que tenía esta familia que ejercía constantemente violencia contra sus hijos.
El impactante testimonio de Agnes Hooft es una muestra clara de la manera en la que se mueven las autoridades que deben prevenir este tipo de hechos. Como asistente legal de los hogares de Belén, tiene a cargo el cuidado de Lucas, uno de los hermanos de Yasmín y destacó en la 99.9, que “las dos muertes se podrían haber evitado”.
El caso recordó claramente a la muerte de Lucero en su momento y que también estaba relacionada con esta institución: “Lucero estaba a cargo de los Hogares de Belén y era un antecedente que teníamos sobre casos así. Hace 5 años me fueron a buscar pidiendo protección para un chico que estaba a cuidado de los Hogares de los 10 días derivada del Materno donde ingresó con signos de maltratos. Hubo reclamos desde la Justicia y distintas organizaciones para que vuelva con Lucía y con Javier”, recordó.
A pesar de ello, se guiaron por lo que los profesionales dejaron asentado ante la reiteración de internaciones de los integrantes de esa familia: “escuchamos a la gente del Materno y estaban desesperados porque veían como Lucas y sus hermanos entraban y salían constantemente. Esto lo denunció el Materno en la justicia junto con el HIEMI, pero no los escucharon nunca”.
Mientras tanto, cuando estaban luchando para que efectivamente los chicos salieran de esa casa, se repitieron visitas de los padres que se daban en el juzgado: “había una insistencia constante de reintegro y siempre se respetaron las visitas. eran 3 veces por semana, llegábamos siempre con los nenes llorando y en algunos casos orinados por el miedo que tenían de ver a los padres. Nosotros denunciamos siempre que iba a haber otros maltratos y muertes”, remarcó nuevamente Hooft.
Incluso contó uno de los casos más significativos para la justicia de esas visitas: “el sistema acá nunca funcionó. En una de las insistencias de la justicia para que Lucas viera a su familia, nos dijeron que se había tomado la decisión de devolverlo a la familia y de a poco las visitas serían más frecuentes. El día que cumplió 4 años entregamos al niño en el juzgado el viernes y la familia lo debía reintegrar el lunes. Lo devolvieron todo moreteado y en estado de shock. Les contó a todos como lo maltrataron el fin de semana, todos lloraron, pero después nadie hizo nada”, dijo duramente.
A pesar de que todos estos hechos estaban en conocimiento de la justicia, Hooft también denunció una puja de poderes entre los poderes judicial y ejecutivo: “las medidas de protección las toma el ejecutivo a través del servicio social y estas organizaciones como ECO y EN Red trabajan conjuntamente con ellos. Por otro lado está el poder judicial, pero no tienen injerencia uno con el otro. Se van pasando la pelota y los niños quedan en el medio”.
Incluso, la asistente legal recordó los maltratos que había sufrido Candela, la primera víctima de esta pareja: “una de las bebas que falleció, Candela, entró al Hospital Materno Infantil 40 veces por agresiones en su corta vida. Mientras tanto, nosotros mandábamos denuncias de la situación porque no sabíamos que hacer”.
Por estas situaciones y otras sospechas que aún están latentes, pidieron que se investigue a ambos por distintos posibles delitos: “pedimos que investiguen trata de personas. Javier y Lucía tenían menores en la casa, eran muy pobres y no podían pagar niñeras. Javier había puesto de puño y letra dejando datos y teléfonos cartelitos por el barrio que decían “se buscan menores de edad para trabajar de niñeras con cama adentro”. Eso se lo mostramos a la justicia”, indicó Agnes Hooft. Incluso agregó que “hubo una presentación judicial de la dueña de la casa de Picard y dijo que escuchaba ruidos raros y entraban y salían chicas. La señora pensaba que prostituían chicas. Lo mínimo que tenían que hacer era investigar”.
Otro de los aspectos que es importante en este caso es la aparición de droga en el cuerpo de una de las víctimas: “en cuanto al tráfico de droga, puedo decir que Lucía es una persona de Formosa que fue abusada de muy chiquita. Hizo muchos viajes Mar del Plata-Formosa con sus bebés y cada vez que internaba a uno de los nenes decía no sólo que se ahogaba con la leche, sino que tenía diarrea con sangre. Cuando fallece Candela surge que la nena tenía cocaína en sangre, en dosis bajas que no le provocaron la muerte. Pero ahí dejan entrever en las pericias que deben investigar el Munchausen que puede padecer la mamá”, indicó respecto del síndrome donde las personas inventan síntomas para encubrir un maltrato.
Incluso las dudas de Hooft van más allá de lo que puede haber pasado en Mar del Plata: “otra cosa muy importante es que Lucía empezó a tener hijos a los 23 años y hoy tiene 33. En 10 años tuvo 7 hijos. Fue abusada a los 5 años y estuvo siempre en Formosa. Debemos preguntarnos si no tuvo otros hijos antes para saber si en esa provincia hacía lo mismo”, indicó cerrando su impactante testimonio.