La marcha de los supremacistas blancos protestaba en contra de la retirada de una estatua en Charlottesville, Estado de Virginia, y se enfrentaron con grupos antiracistas. Un auto embistió contra la multitud.
La mayor marcha de supremacistas blancos de los últimos años en Estados Unidos disparó hoy la tensión en la ciudad de Charlottesville provocó enfrentamientos con contramanifestantes que dejaron un muerto, al menos 20 heridos y un número aún indeterminado de arrestados.
“Estoy desolado de que se haya perdido una vida aquí. Urjo a toda la gente de buena voluntad que se vaya a casa”, dijo Mike Signer, alcalde de Charlottesville en un mensaje en Twitter.
Durante los disturbios, de intensa violencia, videos y testimonios subidos a redes sociales hacen presuponer que se trató de un acto intencional captado por testigos presenciales y que muestran cómo un auto atropelló a decenas de personas.
El automóvil arrolló a un grupo de personas que se manifestaban contra la marcha supremacista, y el conductor ya habría sido detenido, según declararon testigos presenciales a medios locales. El presidente Donald Trump condenó en una rueda de prensa desde sus vacaciones en New Jersey los sucesos sin señalar la responsabilidad principal de los supremacistas, repartiendo implícitamente las culpas entre ellos y los contramanifestantes.
“Condenamos en los términos más enérgicos esta indignante manifestación de intolerancia, odio y violencia en muchos lados”, dijo. Su primera reacción había sido un mensaje en Twitter en el que afirmó: “Todos debemos estar unidos y condenar todas las posturas de odio. No hay lugar para este tipo de violencia en América. ¡Juntémonos todos a una!”.
No obstante, Trump matizó al sostener que “esto estuvo sucediendo por mucho tiempo en nuestro país – no con Donald Trump, no con Barack Obama” y “no tiene cabida en Estados Unidos”. “Están ocurriendo tantas cosas increíbles en nuestro país. Cuando veo Charlottesville, me parece muy, muy triste”, añadió el mandatario republicano.
El mandatario no hizo referencia expresa a los supremacistas blancos, quienes llegaron a la ciudad ataviados con escudos, cascos y palos portando banderas confederadas y nazis, que organizaron el acto, pese a que la marcha contó entre sus participantes a conocidas figuras de la derecha nacionalista estadounidense, como David Duke, antiguo líder del Ku Klux Klan.
“Vamos a cumplir con las promesas del presidente Donald Trump y retomar el país”, dijo Duke en declaraciones recogidas a la emisora CNN momentos antes de conocerse el mortal atropello. La polémica concentración “Unir a la derecha” se organizó en protesta por la retirada de una estatua homenaje al general confederado Robert E. Lee, quien lideró a las fuerzas sureñas durante la Guerra Civil estadounidense, y que ya generó choques violentos ayer por la noche entre participantes y opositores en el campus universitario de la ciudad.
Por la mañana, la alcaldía declaró ilegal la marcha en el centro de la ciudad, de 46.000 habitante, antes de su inicio. El gobierno estatal desplegó un fuerte contingente de cuerpos antidisturbios y a la Guardia Nacional para evitar que continuen los enfrentamienbtos tras conocerse la muerte de un contramanifestante.
Fuentes hospitalarias del Centro Médico de la Universidad de Virginia confirmaron a la agencia de noticias EFE un fallecido tras el atropello y otras 20 víctimas que estaban recibiendo tratamiento tras haber resultado heridas. Asimismo, agregaron que otras 15 personas habrían resultado heridas en los choques violentos durante la mañana.
El suceso ocurrió cerca de las 13.00 hora local (14.00 hora de Argentina) poco después de que el gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, declarara el estado de emergencia en la ciudad por los enfrentamientos entre participantes en la marcha ultraderechista y opositores.
La manifestación fue descrita como “el mayor encuentro de odio de su clase en décadas en Estados Unidos”, según el Southern Poverty Law Center, un grupo que investiga a los que fomentan la violencia racial, reportó la agencia de noticias Reuters.
Jason Kessler, organizador del evento, había subrayado en un comunicado que se trata de defender la Primera Enmienda de la Constitución que protege la libertad de expresión y respaldar a “los grandes hombres blancos que están siendo difamados, calumniados y derribados en Estados Unidos”.
Marchas y protestas similares a la de Charlottesville, tuvieron lugar en otros lugares del sur de Estados Unidos en los últimos meses donde las autoridades decidieron retirar simbología confederada. El movimiento supremacista blanco, conformado por una constelación de distintos grupos cuya presencia es más significativa en estados sureños como Virginia, experimentó desde inicios de este año un repunte de actividad y visibilidad en los últimos tiempos al calor de la controversia en torno a los planteamientos de corte xenófobo y nacionalistas del presidente Trump.