“Si nadie quiere ser policía, habrán alcanzado su objetivo final”, advierten los sindicatos.
Un peligroso círculo vicioso se ha activado en Nueva York: el crimen violento se ha disparado, mientras legisladores adelantan reformas para combatir la brutalidad policial, en medio de tensiones y reproches entre NYPD, activistas y el alcalde Bill de Blasio.
¿El resultado inmediato? Más crimen, anarquía e impunidad. La semana pasada los disparos subieron 300% en comparación con el mismo lapso en 2019; y la noche del pasado jueves hubo 11 balaceras en 12 horas, incluyendo el homicidio de una adolescente en un elegante parque de la 5ta Avenida; y una niña herida en Harlem.
En ese panorama, en los últimos días, 272 policías han renunciado o adelantado su jubilación aparentemente”frustrados” por las reformas iniciadas en enero y reforzadas este mes y los anunciados recortes presupuestarios, tras las protestas y saqueos por la muerte de George Floyd bajo custodia en Minnesota.
Ese número es un aumento de 49% frente a los 183 oficiales que se retiraron durante el mismo período el año pasado, según NYPD, el cuerpo policial más grande del país.
Una fuente del Departamento sugirió que las recientes salidas podrían indicar una crisis futura, pues también se avecina una reducción de presupuesto de $1 mil millones de dólares.
“Estamos preocupados por un aumento en el desgaste que reduce nuestro personal más allá de lo que podemos sostener sin nuevos reclutas, y tememos que el Ayuntamiento no lo haya tenido en cuenta”, dijo a New York Post la fuente no identificada.
Patrick Lynch, presidente del sindicato policial Asociación de Benevolencia (NYCPBA), comentó que los agentes están “en su punto de quiebre, ya sea que tengan 20 años en el trabajo o solo dos. Todos hacemos la misma pregunta: ’¿Cómo podemos seguir haciendo nuestro trabajo en este entorno?’ Y eso es exactamente lo que quiere la multitud anti-policía. Si no tenemos policías porque nadie quiere ser policía, habrán alcanzado su objetivo final”.
“En las últimas semanas, hemos sido atacados en las calles, demonizados en los medios y denigrados por prácticamente todos los políticos de esta ciudad”, ya había dicho Lynch a mediados de mes.
Ed Mullins, presidente de la Asociación Benevolente de Sargentos (SBA), reconoció que ha comenzado un “éxodo” de la policía de Nueva York. Dijo que casi 80 de sus miembros han solicitado recientemente la jubilación, y que la moral está “en los niveles más bajos que he visto en 38 años”.
El ardiente líder sindical agregó los policías “ya no sienten que valga la pena arriesgar su bienestar personal por un puesto ingrato”.
“No hay liderazgo, ni dirección, ni capacitación para nuevas políticas”, dijo Mullins. “Lamentablemente, la gente de esta ciudad pronto experimentará cómo era Nueva York en la década de 1980”, comentó en referencia a los años más violentos en la historia metropolitana reciente.
Joseph Giacalone, policía retirado de NYPD y actual profesor en John Jay College, resumió que “Estamos viviendo en una zona difusa donde los buenos son los malos y los malos son los buenos. Sin fianza, sin cárcel, enjuiciamiento selectivo, a menos que seas policía”.
Dermot Shea, Comisionado de NYPD, ha relacionado el repunte con la“implosión” del sistema judicial de la ciudad, trasla reforma penal activada en todo el estado en enero y la liberación de más de 1,500 presos por el coronavirus.
NYC está experimentando un fuerte aumento en los tiroteos, aunque el crimen en general ha disminuido este año 2.5%, según datos de mayo de la policía de Nueva York.
El jueves el mandatario Donald Trump dijo que las ciudades con alcaldes Demócratas se han convertido “en un infierno”, por la violencia e impunidad.