El profesor en el área de derecho internacional y relaciones internacionales habló desde España en la 99.9 sobre la situación en Turquía.

La sociedad Turquía está en una particular situación luego de la detención de Imamoglu, alcalde de Estambul y principal opositor de Erdogan. Eso generó las manifestaciones masivas en las calles y una situación que es necesario explicar en profundidad.
El profesor en el área de derecho internacional y relaciones internacionales, Alberto Priego, habló desde España en la 99.9 y señaló que «es un acontecimiento más de los que lleva viviendo Turquía hace prácticamente 10 años. Hay un descontento social muy elevado, ya vivimos una especie de revuelta de primavera árabe, aunque Turquía no es un país árabe. Hace algunos años, un intento de golpe de estado que supuso una represión contra los que dieron el golpe de estado y contra los que no dieron golpe de estado. Entonces, el alcalde de Estambul, que es una posición muy importante, como suele ser siempre la parte previa de ser jefe de gobierno, se presentaba como una alternativa real y con muchas posibilidades para acabar con el mandato de Erdogan, que ya se prorroga durante 22 años. Sería volver al partido tradicional que históricamente ha gobernado Turquía, el Partido Republicano. Casi siempre lo que se percibe es que los cargos que caen sobre él o que pesen sobre él son evidentemente no justificados y que son una excusa para eliminar a un adversario político».
Los problemas de los turcos han comenzado hace años con la manipulación del sistema político que lleva a un mandatario a perpetuarse en el poder: «el principal problema que hay en Turquía es que Erdogan ha retorcido el sistema político y el sistema judicial para tener a las instituciones en su favor. De hecho, él ha cambiado la Constitución, es más presidencialista el sistema del que había, ha eliminado la limitación de mandato, es decir, ha hecho una serie de cosas en el ámbito político, en el ámbito judicial, que le permiten perpetuarse en el poder. Contra estos cambios hemos tenido bastantes protestas en 2013, por ejemplo. Erdogan fue capaz de mantenerse; pienso que va a ser muy parecido lo que va a ocurrir ahora».
En ese contexto, está también la relación que tiene con el resto de Europa porque hoy, Turquía parece estar mirando más hacia los países árabes que hacia el Viejo Continente: «hay una relación muy complicada entre Europa, Turquía y la OTAN. Hay un desencuentro que se remonta muchos años atrás, a la intervención en Irak. Hay una falta de confianza brutal entre ambas partes. En Europa no nos fiamos de Turquía como socio militar y Turquía no se fía de nosotros como socio político. Habría que hacer mucho curso de pedagogía, muchos actos de acercamiento. El problema que hay es que ni Europa tiene ahora mismo el foco en Turquía, ni Turquía tiene el foco en Europa. Europa está mirando a Rusia y Turquía está mirando a Oriente Medio. Ninguno de los dos tenemos interés en recuperar por eso tampoco estamos prestando mucha atención a lo que ocurre».
La situación además, está acompañada e impulsada por un deseo de Turquía de recuperar aquellos vestigios que quedaron del Imperio Otomano y transformarse en eje de los países árabes: «esa voluntad de expansión o de influencia en el exterior es visto con ciertos recelos en parte del mundo árabe. En Túnez, por ejemplo, o incluso en Egipto, ahora que no están los Hermanos Musulmanes, el poder sí que se plantea como un neotomanismo que no gusta, no se sienten cómodos porque Turquía dejó de ser un imperio hace muy poco, hace justo un siglo. El recuerdo, el relato de esa Turquía imperial que dominaba, que era el centro del mundo, sigue muy presente, pero es verdad que Erdogan tiene la vocación de tener una presencia muy grande. Hay un eje que es el eje Turquía-Hamás-Qatar, que es una parte, una versión del panislamismo que se opone a otros ejes como puede ser, por ejemplo, ahora mismo Egipto, Arabia Saudí y Emiratos, que tienen otra visión que quizás no es cercana a Occidente, que busca otras lógicas. Hay una tensión en el mundo árabe, en el mundo islámico, que se ha visto en algunos momentos, como en las primaveras árabes, que ha estado presente en lugares como Libia, que está presente en Palestina y que evidentemente pues también genera su propia tensión. Y Turquía lidera una parte. Es visto con recelos por parte de muchos estados árabes».