Se ha formado un círculo vicioso que alterna un problema con otro: el virus y el crimen.
Al menos 50 reclusos recién liberados de las cárceles de la ciudad para evitar contagios no han perdido el tiempo y han sumando nuevos crímenes a su historial; y aún así han vuelto a ser beneficiados, en un círculo vicioso que cambia un problema por otro.
La situación fue calificada ayer como “inconcebible” por el alcalde Bill de Blasio. “Creo que es inconcebible a nivel humano que a la gente se le muestre misericordia y algunos de ellos hacen esto”, dijo durante su sesión informativa del lunes.
La semana pasada, el jefe de NYPD alertó nuevamente por la situación, que ya venía generando distorsiones por la entrada en vigencia de la reforma penal el 1 de enero en todo el estado NY y que se ha complicado por la cantidad de policías que también han sido víctimas de la pandemia.
“Como cualquier cosa buena, creo que la gente se está aprovechando de la situación”, dijo el Comisionado Dermot Shea sobre las liberaciones.
Al menos 50 de los 1,500 reclusos liberados en medio de los temores de la propagación de COVID-19 ya han vuelto a la cárcel, y en algunos casos fueron liberados nuevamente, según fuentes policiales y registros citados por New York Post.
Uno de los reincidentes es un recluso liberado de Rikers Island, inicialmente encarcelado por supuestamente incendiar la puerta de su novia y asfixiar a su madre, y al salir volvió al apartamento de El Bronx y aparentemente amenazó con matar a toda la familia.
Otro prisionero acusado de agredir a un oficial del Departamento de Personas sin Hogar (DHS), fue arrestado por golpear a un sargento de la agencia sólo dos días después de su liberación.
Otro más, que cumplía una condena de 60 días por robo, fue acusado de llevarse más de $9 mil dólares en la tienda de comestibles “Singh Farm” de Queens, tres semanas después de su liberación anticipada.
“Obviamente, no me siento bien por eso”, dijo el dueño de la tienda, Deepti Khurana. “Lo liberas temprano y lo dejas libre para ir y robar a más personas. (…) No entiendo esto”.
La Sociedad de Asistencia Legal (Legal Aid Society) y el grupo The Bronx Defenders han estado argumentando ante tribunales de los cinco condados que los reclusos, particularmente aquellos que son mayores o tienen condiciones médicas, son más vulnerables a COVID-19 dentro de los confines de las cárceles.
El miércoles, Legal Aid presentó nuevas peticiones para liberar a 20 reclusos más, esta vez de las prisiones estatales, por las mismas preocupaciones de coronavirus.
Dentro de las prisiones, algunos reos también están presionado con acciones tan básicas como escupir, estornudar o toser, gritando que padecen COVID-19, para ser liberados. Otros están usando la misma estrategia para doblegar a sus víctimas en las calles.
“Debido a que el coronavirus parece cumplir con la definición legal de un ‘agente biológico’, tales actos podrían implicar los estatutos relacionados con el terrorismo de la Nación”, escribió el subsecretario de Justicia, Jeffrey Rosen en una carta reciente dirigida a agentes de la ley y fiscales en todo el país. “No se tolerarán las amenazas o los intentos de usar COVID-19 como arma contra los estadounidenses”, afirmó.