Representan un cuarto del total de víctimas fatales en siniestros viales. Las distracciones -como la utilización del teléfono móvil o la música a elevado volumen- son otras causales de hechos trágicos.
Los siniestros viales que tienen como protagonistas a jóvenes conductores alcoholizados se traducen en un promedio de cuatro muertos cada día en Argentina. Se trata de víctimas de entre 15 y 29 años.
La situación es tan alarmante que este problema representa un cuarto del total de fallecidos en hechos fatales con vehículos, por lo que se exigen con urgencia políticas de concientización en esa franja etaria de la población.
“Los siniestros viales son la primera causa de muerte a nivel mundial en la franja etaria que va de los 15 a los 29 años. Analizar los motivos puede llevarnos a encontrar las soluciones para que no tengamos que sufrir pérdidas de vidas jóvenes equivalente a dos guerras de Malvinas por cada año”, señaló Fabián Pons, titular del Observatorio Vial Latinoamericano (OVILAM).
Un informe de la OVILAM indicó que las estadísticas mundiales y en especial las locales, muestran que la participación de jóvenes en siniestros viales graves es mayoritaria. “En nuestro país durante el año 2014, según cifras oficiales de la ANSV, murieron 5.279 personas en siniestros viales. De ese total, el 24,34% tenía entre 15 y 24 años, es decir aproximadamente 1.300 jóvenes murieron solo durante el 2014 a causa de siniestros viales. Esto equivale a sufrir cada año el doble de la pérdida de vidas humanas de la guerra de Malvinas”, expresó Pons.
“Lamentablemente este problema no es solo argentino, el mundo entero adolece del mismo mal. Los especialistas a nivel global están trabajando en tratar de evitar semejantes pérdidas basándose en las causas que las originan, que por cierto son muchas, y aplicando soluciones dentro de lo posible”, sostuvo el experto en siniestralidad vial.
En ese marco, señaló que “lo primero que pensamos cuando hablamos de siniestros viales y jóvenes es en el alcohol”.
Aunque la presencia de bebidas es determinante, no es el único de los motivos de los siniestros. “Está comprobado que hasta aproximadamente los 25 años no se termina de formar por completo en el individuo el sentido del riesgo. Los jóvenes se sienten inmortales y además piensan que esas cosas a ellos no les van a pasar. Por lo tanto arriesgan más de la cuenta y no ponderan el riesgo como lo haría un adulto”, explicó.
Asimismo, Pons dijo que “otro de los motivos son las distracciones, ya que los jóvenes son más dispersos, prestan menos atención confiando muchas veces en sus reflejos y tienden a hacer acciones simultáneas en mayor porcentaje que en otras edades”.
“Estas distracciones muchas veces vienen de la mano de la tecnología a través del uso de los teléfonos celulares, el envío o recepción de mensajes de texto o la utilización de auriculares. También es común escuchar los equipos de audio de los vehículos conducidos por los jóvenes a pleno volumen. Esto les quita, a ellos y cualquier persona de otra edad, uno de los sentidos más importantes en el tránsito, que es el oído”, dijo el especialista de OVILAM.
En ese marco, Ponce contó que “muchos países han trabajado profundamente en el estudio de estas causas y en la implementación de soluciones”, destacando que “tal vez sea Australia uno de los países que tenga mejores prácticas al respecto, ya que para que un joven pueda acceder a su licencia de conducir, en primer lugar habrá recibido educación vial en la escuela primaria y secundaria y luego tendrá que rendir tres etapas de exámenes teóricos y prácticos que lo irán habilitando gradualmente y con limitaciones para conducir en la vía pública”.
Si van en grupo se multiplica el riesgo
“Estudios hechos en EE.UU. muestran otra característica muy interesante que debe ser tomada en cuenta. La probabilidad de que un joven sufra un siniestro vial grave al conducir un automóvil se multiplica linealmente por la cantidad de jóvenes que lo acompañan. Esto tiene múltiples motivos, pero principalmente se trata de las distracciones que se generan, del acicateo al que se somete al conductor para que genere actos imprudentes y maniobras arriesgadas y a la necesidad del conductor de mostrar su mal llamado coraje ante sus eventuales acompañantes”, explicó el especialista Fabián Pons.
“Otro motivo es la inexperiencia. Esta falta de vivencias en el tránsito cotidiano y en el manejo del vehículo los lleva a cometer errores en los que no caen comúnmente los adultos porque ya han pagado, como se dice comúnmente, su derecho de piso y aprendieron de sus errores”, dijo Pons.