El Gobierno alemán intenta atraer con dinero a los médicos a las zonas rurales. Pero cada vez son menos los doctores alemanes que quieren trabajar en el campo.
Cuando los alemanes se imaginan un médico rural, muchos piensan en una exitosa serie de médicos de la televisión alemana. Desde febrero de 1987, la emisión cuenta la historia de un médico rural que atiende las preocupaciones y enfermedades de la gente de su comunidad.
La última vez que Stefan Lichtinghagen vio la popular serie de televisión fue en el colegio. Después de todo, para él no era necesario asistir a las vicisitudes del televisivo médico rural, ya que esta era precisamente la profesión que su padre ejercía. Durante 32 años, dirigió con éxito su consulta como médico de cabecera en Marienheide, un municipio de 14.000 habitantes a 50 kilómetros al noreste de Colonia.
Cuando hace casi 20 años empezó a buscar sucesor, tomó el relevo su hijo, que en realidad tenía un plan de vida totalmente distinto como especialista en medicina interna y gastroenterología.
Con sus 3.300 pacientes al trimestre y las visitas a domicilio, Lichtinghagen trabaja fácilmente 50 horas semanales, pero nunca se ha arrepentido de su decisión. Sobre todo, porque recibe mucho de sus pacientes, cuyo historial médico conoce al dedillo.
Ya hay escasez de médicos de cabecera
Sin embargo, cada vez son menos los médicos jóvenes en Alemania que se atreven a dar este paso. Según un estudio de la Fundación Robert Bosch, en 2035 quedarán sin cubrir 11.000 plazas de médico generalista en Alemania.
Y esto tendrá consecuencias dramáticas para el país: el 40 por ciento de los distritos se ven amenazados por la falta de médicos de cabecera. Además, la tendencia va en aumento, porque uno de cada tres médicos en Alemania tiene ya más de 60 años y está al borde de la jubilación. Lichtinghagen y su equipo ya atienden a personas que viven a 25 kilómetros de distancia y ya no pueden aceptar nuevos pacientes. “Tenemos casi cinco solicitudes al día. Y tenemos que decirles que no sin piedad, ni siquiera aceptamos al marido o a los hijos”.
23 millones de euros para financiar proyectos
Alemania, que se enorgullece de su sistema sanitario, corre el riesgo de convertirse en un paciente de larga duración, sobre todo en las zonas rurales. Los políticos intentan desesperadamente contrarrestar esta situación y atraer a los médicos al campo con dinero. El ministro federal de Sanidad, Karl Lauterbach, pide 5.000 plazas más de estudios de medicina para poder atender adecuadamente a la generación del baby boom.
El ministerio federal de Sanidad aporta 23 millones de euros con diversos proyectos para combatir la escasez de médicos rurales. En el acuerdo de coalición se acordó, entre otras cosas, reducir significativamente los tiempos de espera para una plaza de tratamiento, especialmente para niños y jóvenes, pero también en zonas rurales y estructuralmente débiles.
Falta de médicos rurales también en la zona inundada del valle del Ahr
Para comprender aún más lo importante que es la atención del médico de cabecera, hay que viajar 100 kilómetros al sur de la consulta de Stefan Lichtinghagen, hasta la de Klaus Korte, en Ahrbrück. Hace dos años, Klaus Korte fue quizá el médico de cabecera más importante de Alemania, cuando 134 personas perdieron la vida y cientos resultaron heridas en las inundaciones del valle del Ahr. La consulta de Korte también quedó destruida por las inundaciones, y el médico de cabecera mantuvo provisionalmente la atención de urgencia en una escuela primaria durante seis semanas.
“No hay ninguna rama de la medicina en la que se esté tan cerca de la gente como el médico de familia”, afirma Korte. “Es el corazón de la medicina ambulatoria, con menos médicos de cabecera están arrancando el corazón de este país. Es la base, y si falta la base, el edificio de encima se derrumbará”.