Alemania se enfrenta desde hace semanas a la escasez de cientos de medicamentos. ¿Cómo han llegado hasta aquí?
Alemania, cuna de gigantes farmacéuticos como Bayer o Merck, padece desde hace semanas la mayor crisis de desabastecimiento de medicamentos de los últimos años. Según la agencia del Medicamento alemana, hay problemas para adquirir más de 300 productos, entre ellos muchos infantiles, como jarabes para la tos o paracetamol pediátrico.
Farmacéuticos y médicos alemanes señalan que la situación no es nueva pero sí la más grave en los últimos años y avisan de que en los meses venideros podría empeorar si no se actúa. Desde el Gobierno, el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, ha anunciado la aprobación de una nueva legislación para paliar el problema, que contempla medidas para evitar depender demasiado de un único mercado. Entre tanto, el país se pregunta cómo es posible haber llegado hasta aquí cuando décadas atrás eran considerados la “farmacia de Europa”.
Entre las causas que señalan desde el sector médico y farmacéutico estaría el propio sistema de salud alemán, que marca precios fijos en ciertos medicamentos y promueve que las aseguradoras busquen el producto más barato. La búsqueda del proveedor más económico habría desembocado en una reducción del número de proveedores y en que una parte importante de ellos estén en China o India, que también suministra principios activos de medicamentos luego fabricados en Europa. Esa dependencia de terceros países y de los “cuellos de botella” que se puedan producir en la producción y la distribución habría desembocado en la situación actual.
En el país también se pone énfasis en la situación de la industria local y cómo habría abandonado poco a poco la fabricación de ciertos productos por no ser rentables. De hecho, al comienzo de la guerra, cuando se debatía la posibilidad de que Rusia cortara el grifo del gas, el sector químico y farmacéutico ya advirtió de que la situación podría afectar a la producción. Ahora, se cita como uno de los problemas el incremento de la factura energética y del transporte, que estarían haciendo inviable para algunas empresas la fabricación de productos con un muy estrecho margen de beneficio.
La búsqueda de posibles soluciones en una situación que llega en plena ola de gripe, VRS y coronavirus ha llevado incluso al presidente del Colegio de Médicos, Klaus Reinhardt, a sugerir que se recurra a los medicamentos almacenados en el botiquín de cada casa par ayudar a los enfermos que lo necesiten. Una especie, dijo, de “mercadillo de segunda mano” entre vecinos.
Desde Sanidad, donde desaconsejan esta idea, prometen que la futura legislación buscará obligar por ley a que se adquieran los medicamentos en varias regiones del mundo para no tener que depender “de una o dos fábricas a escala global” y dejarán de obligar a importar medicamentos del proveedor más barato.